Marx discípulo de Engels
Una nueva lectura de la génesis del marxismo
(Fragmento)
publicado por Unsam Edita,
editorial de la Universidad Nacional de San Martín
Abril 2017
El libro figura como bibliografía recomendada en las entradas "Marxismo" y "Friedrich Engels" de la Enciclopedia Sapere.it de la editorial italiana De Agostini
Más allá de sus diferencias, la tesis de la ruptura epistemológica y la tesis de la continuidad entre el joven Marx y el Marx maduro comparten el presupuesto de que es en la producción teórica marxiana donde se cifra la constitución del materialismo histórico; en ambas, los primeros trabajos de Engels no ingresan sino a título de meros antecedentes. Sin embargo, en El capital, las obras juveniles de Marx brillan por su ausencia, en tanto dos obras del joven Engels aparecen citadas dieciséis veces: cuatro, el Esbozo de una crítica de la Economía política; doce, La situación de la clase obrera en Inglaterra. La tesis alternativa que al respecto propone el autor podría resumirse en la fórmula Joven Engels, maestro–Joven Marx, discípulo.
Como apéndice del libro se incluye el último capítulo de La sociedad civil en Hegel, ensayo de Mazora recomendado como bibliografía sobre Hegel en la Historia de la filosofía de Antiseri y Reale (Ed. San Pablo, Bogotá: 2010) y en la Enciclopedia de obras de filosofía dirigida por Franco Volpi (Ed. Herder, Barcelona: 2005 y 2011).
(Reseña en La Nación) (Reseña en Página 12) - (El ensayo figura como bibliografía recomendada en las entradas "Marxismo" y "Friedrich Engels" de la Enciclopedia digital SAPERE.IT, de la Editorial De Agostini)
You Tube: El joven Marx, el joven Engels y la génesis del marxismo, por Martín Mazora
INTRODUCCIÓN
1. El Esbozo
de Engels según los historiadores del marxismo
Puede
decirse que, en general, entre los historiadores del marxismo, está aceptada la
tesis de que el Esbozo de una Crítica de
la Economía política de Engels (escrito entre octubre y noviembre de 1843,
según la MECW; entre fines de 1843 y enero de 1844, según la MEW; entre fines
de septiembre o principios de octubre y, a más tardar, mediados de enero del
44, según la MEGA2; [1]
y publicado en los Anales franco-alemanes
en febrero de 1844) [2] constituyó la primera
formulación de lo que en la teoría marxista recibe el nombre de “Crítica de la
Economía política”:
En
el 44 Marx afronta la economía política en
persona. Engels le había abierto el camino con su “bosquejo genial” sobre
Inglaterra (Althusser, 1965: 128).
[El
Esbozo tiene] una extrema importancia
en la historia del desarrollo [de la génesis] del marxismo, [en virtud de] una
fecunda aplicación de la dialéctica hegeliana a la realidad social (Riazanov,
1927: I, 2, pp. lxxii-lxxiii).
Viviendo
en una Inglaterra económicamente más avanzada, [Engels] se anticipó a Marx en
entender su dialéctica, su tendencia inherente a producir contradicciones y, en
consecuencia, a provocar su propia destrucción (Nicolaievsky-Maenchen, 1936:
101).
Es
la primera obra de teoría económica de los fundadores del socialismo
científico. […] El método del que Engels se vale es dialéctico, pero todavía
muy “al modo hegeliano” (Tuchscheerer, 1968: 87, 91).
Este
esbozo, redactado hacia 1843,
constituye la primera obra económica de los dos amigos (Mandel,
1967: 2).
En
esa época capital de la elaboración del materialismo histórico, en el dominio
de la economía política, en el cual se entablaría la lucha decisiva, [Engels]
fue, al menos al comienzo, el maestro, y Marx el discípulo
(Cornu, 1955: 477).
Palabras más, palabras menos, se acepta que no fue Marx, sino Engels quien por vez primera concibió un análisis crítico de la economía capitalista bajo la forma de una crítica de la Economía clásica –ciencia a través de la cual la sociedad burguesa explica, potencia y justifica sus mecanismos de enriquecimiento–, ensayando una explicación de los procesos económicos desde una óptica dialéctica, fruto de una reelaboración del método hegeliano. Y es que, según el Esbozo, la abolición de la propiedad privada no se impone como una exigencia ética conforme a un modelo ideal de hombre o un modelo ideal de sociedad (planteo crítico propio de los así llamados socialistas y comunistas “utópicos”), sino como el resultado necesario de las leyes, contradicciones y crisis inmanentes al propio sistema de la propiedad privada. Ya los economistas clásicos –señala Engels en su ensayo– habían descubierto algunas de esas leyes aunque sin llevarlas hasta sus últimas consecuencias, carencia debida menos a limitaciones científicas que a compromisos de clase. De ahí que el objetivo de la crítica del Esbozo –y esto es lo que, en esencia, Engels primero y luego Marx entendieron por crítica– consista en exponer de manera cabal y coherente las leyes de la ciencia burguesa, a efectos de mostrar sus nefastas secuelas económicas y sociales. Se comprende, entonces, que desplegar de forma consecuente la Economía política constituya a la vez una crítica inmanente de la misma y de la propia realidad. No en vano, en el prólogo a su Contribución a la Crítica de la Economía política (1859), Marx califica de “genial” el ensayo engelsiano; cuatro veces lo cita en el primer tomo de El capital (1873); pero el modo más explícito en que le reconoció valor teórico fue designando su teoría del modo de producción capitalista con el nombre –en rigor, un concepto, por cuanto define un programa de investigación– de “Crítica de la Economía política”. Esta denominación ya aparece en el prólogo a sus Manuscritos económico-filosóficos [3] (escritos a mediados de 1844 y editados póstumamente en 1932, en los que Marx incluye el Esbozo entre sus fuentes), como título de la mencionada Contribución a la Crítica de la Economía política y en El capital como subtítulo del libro.[4] Por todo lo expuesto –y aquí comienza, en rigor, nuestra investigación–, resulta llamativo el hecho de que haya ensayos globales e historias sobre el marxismo en que el texto de Engels sólo aparezca mencionado (cuando no ignorado) o, a lo sumo, resumido en sus tesis centrales.[5] Pero aun los autores que le reconocen relevancia conceptual e histórica –cuyos elogiosos comentarios citamos más arriba–[6] no le conceden la atención que, según creemos, merece en tanto acta fundacional de la crítica inmanente de la Economía política, antes bien lo terminan rebajando a la condición de mero antecedente, incluso (tal sería, a nuestro juicio, la definición implícita) antecedente prescindible del marxismo, reconociéndole como gran mérito el haber llamado la atención del joven Marx acerca de la importancia que para la comprensión de la sociedad y para el comunismo tiene la ciencia económica burguesa:
[El
Esbozo de Engels], que Marx
declararía luego “genial”, ejerció sobre él una influencia muy profunda. Se
subestima en general su importancia (Althusser, 1965:
66n).
Es
a Engels a quien corresponde el honor de haber sido el primero que llevó a Marx
a estudiar la economía política y de haber comprendido, en un “esbozo genial”,
la importancia capital que esta ciencia tiene para el comunismo (Mandel,
1967: 2).
Este
trabajo de Engels en el que se sometía a crítica por primera vez la economía
política desde la perspectiva de la abolición de la propiedad privada ejerció
una influencia decisiva en la primera toma de contacto del joven Marx con la
economía (Sánchez Vázquez, 1974: 24).
Esta
crítica de Engels […] ejerció una influencia significativa sobre los primeros
estudios económicos de Marx y fue decisiva para la formación de sus
concepciones económicas (Tuchscheerer, 1968: 86).
Bajo
la influencia del artículo de Engels, que exponía cómo el desarrollo del
régimen capitalista llevaba necesariamente al comunismo, Marx llegó a la
convicción de que sólo un estudio profundo de la economía permitiría comprender
la naturaleza y el desarrollo del sistema capitalista, y la necesidad de su
remplazo por el comunismo (Cornu, 1955: 568).
El
efecto [del Esbozo] sobre Marx fue
arrollador (Carver, 1983: 32).
[Más
citas al respecto en el Anexo 2 al final de la Introducción.]
2. La base empírica del Esbozo.
La
situación de la clase obrera en Inglaterra –cuyo subtítulo
reza Obra basada en el conocimiento
directo y en fuentes auténticas–, en que Engels hace una cruda radiografía social del
proletariado inglés y vuelve a predecir el fin del capitalismo en Inglaterra,
fue escrita durante el invierno de 1844/45, publicada a principios de junio del
45, reimpresa en 1848, ambas veces en Leipzig, Alemania.[7]
Traducida al inglés, se publicó en Nueva York en 1887, y en Londres en 1892,
mismo año en que apareció en Stuttgart la segunda edición alemana. En el
prólogo a esta segunda edición, Engels reflexiona acerca de su libro: “En lo
bueno como en lo malo, ostenta el sello de la juventud de su autor. Tenía,
cuando lo escribí, veinticuatro años; hoy, triplico esa edad, pero cuando releo
esta obra de mi juventud, encuentro que no tengo, en modo alguno, motivos para
avergonzarme” (1845b: 532). Absolutamente justificado el orgullo del viejo
Engels: amén de estar citada once veces en el primer tomo de El capital y una vez en el tercero, La situación aparece citada también en
múltiples ensayos contemporáneos sobre historia económica o social tanto
inglesa como europea. Algunos comentarios sobre ella:
[Engels] no escribía como moralista o filántropo, sino
que infería de las condiciones de la clase trabajadora que ésta estaba
destinada a llevar a cabo una revolución socialista por sus propios medios y en
sólo unos años. Su predicción del socialismo no se basaba en ideas generales
sobre la naturaleza humana o la necesidad de poner la existencia humana en
conformidad con la esencia de la humanidad, sino en su conocimiento real de las
condiciones de vida y tendencias de desarrollo de la clase trabajadora. Estaba
convencido de que las clases medias desaparecerían, que el capital se
concentraría más y más en Inglaterra y de que pronto se produciría una
inevitable y sangrienta guerra entre los necesitados y los ricos (Kolakowski,
1976: 151).
Su
análisis de la conexión de los factores económicos y los factores sociales
revela un método que hace de su trabajo la primera obra marxista, y en cierta
medida está por delante de la de Marx. Si la terminología no es aún la que
ambos fundadores del socialismo científico utilizarán unos años más tarde, ya
tenemos aquí las nociones [es decir, los significados] de infraestructura,
fuerzas de producción, relaciones de producción, y su interacción ya se muestra
en detalle (Bottigelli, 1967: 158).
Entonces Engels
vivía en Mánchester, donde escribió (en idioma alemán) La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), una obra importante a la que Marx rindió el debido tributo en El Capital (Marx,
1880: 181).[8]
[Más
valoraciones de esta obra en el Anexo 3 al final de la Introducción.]
Se trata de un trabajo esencialmente descriptivo (Sociología y Economía descriptivas) en el que, empero, subyace, y por momentos aflora (y, en otros, resulta enriquecido) el marco teórico del Esbozo. Y si bien entre ambos trabajos –tanto en lo que se refiere a escritura (el Esbozo a fines del 43, La situación entre fines del 44 y principios del 45 [el prólogo de Engels está fechado el 15 de marzo]) cuanto a publicación (uno en febrero del 44, el otro en junio del 45)– hay aproximadamente un año de diferencia, constituyen, sin embargo, la cara y ceca de un mismo proyecto. Y es que valiéndose de las mismas categorías, originarias de la Economía política, uno despliega en forma predominantemente teórica lo que el otro expone de manera predominantemente empírica. Más aún: cuando Engels escribe su artículo, ya dispone de buena parte de la información que volcará en el libro. Cabe concebirlos, por tanto, como dos trabajos simultáneos además de complementarios;[9] leyendo La situación, se puede tener una idea acabada de lo que in totum el Engels del Esbozo tiene en mente cuando habla de propiedad privada, comercio, valor, salario, renta, beneficio, competencia, oferta, demanda, monopolio, crecimiento, crisis, etc. Vale decir, no sólo categorías teóricas, sino también contenidos empíricos, extraídos de: a) obras de los economistas clásicos, b) datos e informes oficiales del gobierno, c) diversos periódicos y publicaciones de la época, y d) la propia observación in situ que hiciera durante los veintiún meses de su estancia en Mánchester (desde noviembre del 42 hasta agosto del 44). De allí que el Esbozo de una Crítica de la Economía política, que en principio es un discurso crítico sobre otro discurso, sea, a la par, un análisis crítico del sistema económico mismo.
Presentados el problema
fundamental y las dos obras centrales de nuestra investigación, anticipamos una
segunda cuestión problemática de la exégesis marxista que deberemos afrontar, a
saber: en los ensayos e historias que hacen referencia explícita al Esbozo o a La situación de la clase obrera en Inglaterra suelen coexistir dos
líneas interpretativas difíciles de conciliar. Y es que a la par que se subraya
el carácter “científico” de ambas obras engelsianas, se señala, como una
limitación severa de las mismas, la crítica y descalificación éticas del
sistema de la libertad comercial, recurso moral, humanista, en fin, “utópico”,
que, según el teórico o historiador de que se trate, será visto como más o
menos grave.
3. Una aproximación a
nuestra lectura
Como es sabido, la tesis de Althusser (Pour Marx, 1965) de que La ideología alemana (escrita por Marx y
Engels entre septiembre de 1845 y agosto de 1846) constituyó una “ruptura
epistemológica” en la evolución del pensamiento marxiano –ruptura que dividirá
las obras de Marx en pre-marxistas y marxistas, o humanistas y científicas–
encontró y encuentra todo tipo de objeciones: desde los que ven tal corte en
obras anteriores a La ideología alemana,[10]
hasta los que abogan por la idea de la continuidad entre el joven Marx y el
Marx maduro sin negar por ello una evolución gradual de su pensamiento[11]
(lectura implícita en el célebre prólogo marxiano de 1859). Ahora bien, pese a
sus diferencias, tanto Althusser como sus críticos padecen una misma y seria
limitación: la de circunscribir la discusión sobre el surgimiento del
materialismo histórico a la producción intelectual de Marx, dando por
presupuesto que en ella se cifra la clave para explicar –ya por ruptura, ya por
maduración gradual– la constitución de la nueva ciencia. En ambas lecturas
subyace, pues, un mismo planteo de fondo, al que cabría llamar Joven
Marx—Marx maduro, planteo en el que, por
definición, las dos obras fundamentales del joven Engels no ingresan sino a título de meros antecedentes. Y,
sin embargo, como vimos, la gran mayoría de estos autores no sólo reconoce que
fue de Engels el primer estudio crítico de Economía política, sino también que
con su ensayo ejerció una “decisiva” (“profunda”, “arrolladora”) influencia
sobre el amigo. En otras palabras: al abordar la temática del nacimiento del
materialismo histórico, los teóricos e historiadores del marxismo parten de un
esquema, al que –siguiendo a Cornu– llamaremos Joven Engels, maestro—Joven Marx, discípulo, para luego desplazarlo
y suplantarlo por el esquema Joven
Marx—Marx maduro que presupone, en cambio, la evolución autónoma del
pensamiento marxiano. Como veremos y es de suponer, el precio por valerse de
ambos modelos, incompatibles entre sí, ha sido la ambigüedad y la incoherencia.
Por cierto, en nuestro
trabajo, desechamos de plano la fórmula Joven
Marx—Marx maduro (paradigma de la tradición
marxista para explicar la génesis del marxismo), en tanto que retenemos la
ecuación Joven Engels, maestro—Joven
Marx, discípulo,
a la que potenciamos de un modo radical, en base a premisas fundamentales de la
epistemología contemporánea, compartidas por Kuhn, Lakatos, Feyerabend y
Rescher.
4. Objetivos del ensayo
En la primera parte, nos proponemos investigar las razones por las cuales
la tradición marxista, a la hora de explicar su propio origen histórico, indefectiblemente termina marginando al
joven Engels. Al respecto, adelantamos dos planteos: que resulta arbitraria e
insostenible la reconstrucción que hace Marx de sus estudios de Economía
política, expuesta en el prólogo del 59, reconstrucción en la que el Esbozo y La situación de la clase obrera en Inglaterra aparecen elogiados y
al mismo tiempo degradados a la condición de antecedentes prescindibles del marxismo. Segundo planteo, de mayor
relevancia: que en virtud de la epistemología dialéctica, el historiador
marxista, al abordar la temática del surgimiento del materialismo histórico, se
ve naturalmente inclinado (y hasta conceptualmente exigido) a ignorar los dos
ensayos de Engels, o, en el mejor de los casos, a concederles un lugar
secundario. Presentamos luego un estudio crítico del Pour Marx de Althusser, obra insoslayable para todo análisis
referido a la génesis del marxismo, en la que el filósofo francés hace tres
breves (aunque significativas) referencias al artículo engelsiano de 1844.
Finalmente, denunciamos un despropósito. Y es que en la polémica desatada a
raíz del Pour Marx, los críticos de
Althusser afrontan la discusión sobre el surgimiento del materialismo histórico
reivindicando obras que El capital
ignora por completo: las del joven Marx; e ignoran, esta vez junto al filósofo
francés, las que El capital rescata e
incorpora, dieciséis citas mediante, a su propio texto: los dos ensayos del
joven Engels.
En la segunda parte, proponemos una lectura no marxista de la génesis del
marxismo, condición ineludible para captar la relevancia del papel jugado por
Engels en dicho proceso. En primer lugar exponemos el marco teórico, formulamos
luego y discutimos dos hipótesis sobre el tema, para finalmente abocarnos al
análisis del Esbozo atendiendo a dos
objetivos precisos: por un lado, mostrar el rol secundario que cumplen sus
problemáticos contenidos morales y antropológicos, problemáticos toda vez que
el planteo engelsiano pretende ser científico; por otro, sacar a la luz la
estructura dialéctica que subyace al ensayo.
[Anexo
1: Citas sobre el estatus conceptual e histórico del Esbozo]
No
a los pensamientos de Marx, sino a los de Engels va el crédito por haber
allanado el camino para la formación del marxismo. […] Engels fue capaz de
llegar primero a la concepción fundamental del marxismo cuando unió en sus
reflexiones la economía política y el comunismo (Cornu, 1980: 281); En Mánchester
[Engels] escribió unas páginas que constituyen la primera fundamentación del
socialismo científico y que serán muy elogiadas por Marx (Calvez, 1956: 26); A
nuestro parecer, no se ha subrayado suficientemente la deuda que Marx tiene con
Engels. En un ensayo brillante y demasiado poco conocido [Engels] trata de
explicar cómo de la propia evolución del sistema capitalista nace necesariamente el comunismo
(Chambre, 1959: 82); Con su Esbozo,
Engels se separa definitivamente de toda su actividad anterior […], es el
primer intento de una crítica de la economía burguesa y de una
individualización de sus contradicciones (Rossi, 1963a: 26); La obra
contiene los fundamentos del socialismo científico (Nicolaievsky-Maenchen, 1936:
98); La lectura de Engels de los economistas políticos se anticipó levemente a
la de Marx (Marcus, 1974: 102); De los dos, Engels,
autor desde ya hace algún tiempo de un ensayo crítico, que, haciendo a un lado
todo correctivo subjetivo y unilateral, por primera vez obtiene objetivamente
la crítica de la economía política de las antítesis inherentes a los enunciados
y a los conceptos de la economía misma (Labriola, 1895: 41); El Esbozo es el primer intento de análisis científico, desde el punto
de vista del proletariado, de las categorías propias de la economía capitalista
(Fiorani, 1971: 37); [El Esbozo]
encerraba ya los gérmenes fecundos del comunismo científico en su aspecto
económico, que Engels fue, en efecto, el primero en descubrir (Mehring, 1918:
107); En un terreno como el de la economía política, que, más adelante, habría
de dominar y revolucionar Marx como ningún otro, fue Engels, en un principio,
decididamente, quien aportó, en vez de recibir (Mayer,
1932: 187); Fue el primero, en la izquierda filosófica alemana, en desplazar el
debate hacia la economía política (Stedman Jones, 1977: 92); [El Esbozo representó] una anticipación de
las doctrinas que Marx desarrolló en su conferencia-opúsculo sobre el Trabajo asalariado y capital y, más
tarde, en su Crítica de la economía
política y en El capital (Cole,
1953: 230); Desde el Esbozo de Engels
hasta El capital de Marx, las
palabras “crítica de la economía política” continuarán figurando en sus
proyectos y en sus obras (Vilar, 1978: 54); En su artículo, Engels había puesto
la piedra fundamental para una crítica de la economía política burguesa
(Gemkow, 1967: 50); El Esbozo
de Engels, que quince años más tarde Marx calificó de “genial”, le reveló un
campo de investigación hasta entonces virgen para él: la economía política
(Rubel, 1957: 95); Es la primera vez que uno de los fundadores del marxismo se
ocupa de problemas concretos de la producción, problemas cuyo análisis será la
fuente misma del materialismo histórico (Bottigelli, 1967: 124); Una seria e
impresionante contribución analítica, más amplia de lo que suele considerarse
incluso en la literatura que aprecia los logros de Engels (Hollander, 2011: 8).
[Anexo 2: Citas sobre la influencia del Esbozo en Marx]
Estimulado
por la contribución de Engels a los
Deutsch-Französische Jahrbücher, [Marx]
comienza poco después un estudio, que se extiende durante algunos meses, ante
todo de los clásicos de la economía burguesa inglesa (Lukács, 1954: 220); Marx
es ayudado en esta evolución [pasaje del comunismo aún ideológico de los
artículos en los Anales del 44 a un
comunismo materialista, histórico y dialéctico] por dos artículos de Engels y
de Hess [El Esbozo y La esencia del dinero] (Cornu,
1948: 138); Marx mismo, estimulado por el “primer” Esbozo… de Engels (1843-4), había llegado a la conclusión de que
tal análisis debe constituir el núcleo de la teoría comunista (Hobsbawm, 1978:
33); El grado en que el ensayo de Engels anticipó e influenció a Marx es una
cuestión aún no resuelta y ha sido materia de debate académico (Marcus,
1974:101); El estudio económico de Engels titulado Esbozo… tendrá profundas repercusiones en el pensamiento de
Marx (Bottigelli, 1967: 115); Es sabido que este ensayo influyó
fuertemente en las primeras reflexiones de Marx sobre economía política, expuestas
en los Manuscritos de 1844, y aún en
1859 lo consideraba un “genial esbozo de crítica de las categorías económicas”
(Stedman Jones, 1977: 92); Este artículo
inaugura la crítica materialista de la economía política, y su influencia sobre
el desarrollo del pensamiento de Marx es notable todavía en la Miseria de la Filosofía (Rossi, 1963a:
337); Fue sobre todo Engels quien dirigió la atención de Marx hacia la ciencia
económica, y su artículo publicado en los Deutsch-Französische Jahrbücher
constituyó el primer trabajo de economía del que Marx se inspiró (McLellan,
1970: 163); En 1844 [Marx] descubrirá, por el Esbozo… de Engels, la necesidad de estudiar la economía política
(Godelier, 1966: 109); [Marx] profundizó en la Economía burguesa, tarea para la
que le sirvió de estímulo el trabajo de Engels [publicado en los Anales] (Gemkow, 1970: 60); Su Esbozo [tuvo] una influencia decisiva
sobre el pensamiento y el destino de Marx (Rubel, 1957: 95); En gran medida,
fue Engels el responsable de estimular a Marx para aplicar sus doctrinas
filosóficas al estudio de la Economía (Henderson, 1976: 1); Fue Engels en
particular quien llamó la atención de Marx sobre la importancia de los hechos
económicos, sobre la situación del proletariado, etc. (Lefebvre, 1948: 18); El trabajo
temprano de 1844 [de Engels] es de gran importancia en el desarrollo de la
posición madura de Marx (Hollander, 2011: 86).
[Anexo 3: Valoraciones de La situación de la clase obrera en Inglaterra]
Engels
daba a Marx más de cuanto recibía de él. […] Tenía un conocimiento
incomparablemente más profundo de la economía de la sociedad burguesa (Nicolaievsky-Maenchen,
1936: 101); Estos pensamientos, con los cuales Engels, en esencia, dejaba a un
lado los puntos de vista de Hegel y Feuerbach, encontraron expresión en su
ensayo Esbozo de una crítica de la
Economía nacional, que entregó a los Anales
franco-alemanes. Más tarde
correlacionó sus ideas en el libro La
situación de la clase obrera en Inglaterra […]. Con este libro sentó las
bases para el análisis científico del capitalismo” (Gemkow, 1967: 62); La situación es un verdadero tratado de
la sociedad burguesa. [...] Este Germen
teórico, este primer Capital, no ha
perdido nada de su actualidad (Labica, 1976: 245); De hecho fue el primer
intento a gran escala de aplicar el método marxista al estudio concreto de la
sociedad (Hobsbawm, 1978: 91); Aun cuando los estudiosos marxistas rara vez le
reconocieron todo el mérito, La situación
de la clase obrera (junto con los Esbozos)
fue un texto pionero de la teoría comunista (Hunt, 2009: 118); [según Carver,
cabría considerarlo] la obra maestra [masterpiece]
de Engels (1989: 127); [Rigby lo concibe como] la ruptura epistemológica
engelsiana (1992: 47); [y Mehring titula] “Una fundamentación socialista” [el
texto en que presenta la obra de marras] (1918: 117).
[Finalmente,
dos referencias del propio Engels:] He sido, si no estoy equivocado, el primero
en describir en lengua alemana […] la situación social creada por la gran
industria moderna […] para dar al socialismo alemán –que nacía en aquel momento
y se llenaba la boca de frases vacías–, una base real (1872/73: 394); Ya en
1845 llamé un ejército industrial de reserva [a la masa de obreros desocupados
en virtud del constante perfeccionamiento de la maquinaria industrial],
disponible para los momentos en que la industria trabaja a toda máquina (1878:
271) [En rigor, Engels habla de una “reserva de obreros desocupados” (unbeschäftigte
Reserve von Arbeitern), 1845: p.
352; S. 315].
PRIMERA PARTE
EL ESBOZO Y
LA GÉNESIS DEL MARXISMO
EN LA TRADICIÓN
MARXISTA
EL ESBOZO, ANTECEDENTE PRESCINDIBLE (I)
5. El
“genial esbozo”: demoledor elogio de Marx
Al
referirse al Esbozo, los estudiosos
del marxismo suelen apelar a la expresión con que Marx lo ensalzó en su
renombrado prólogo de 1859: “genial
esbozo de una crítica de las categorías económicas”. Sin embargo, en el mismo
enunciado en que glorifica el breve ensayo engelsiano, Marx se encarga no sólo
de relativizar su importancia, sino también de pulverizarlo:
Federico Engels, con quien
mantuve un constante intercambio escrito de ideas desde la publicación de su
genial esbozo sobre la crítica de las categorías económicas (en los Deutsch-Französische
Jahrbücher), había llegado
por una vía distinta [auf anderm Wege]
(cf. su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra) al mismo resultado [zu demselben Resultat] que yo. Y cuando,
en la primavera de 1845, se instaló asimismo en Bruselas, acordamos formular
nuestra concepción como antítesis de la concepción ideológica de la filosofía
alemana, en realidad saldar las cuentas con nuestra conciencia filosófica
anterior (1859: p. 8; S. 10) [con
“acordamos formular nuestra concepción” Marx se refiere a La ideología alemana, escrita entre septiembre del 45 y agosto del
46].
En otras palabras: por genial que haya sido el Esbozo, por original que haya sido La situación de la clase obrera en Inglaterra, en nada habrían contribuido para que Marx llegase “al mismo resultado”, vale decir, a La ideología alemana. Tanto para la evolución de su pensamiento, cuanto para la concepción de las tesis de este último libro, las dos obras de Engels resultarían por completo prescindibles. Y puesto que los marxistas (pero no solo los marxistas) suelen acoger los juicios del Marx maduro como citas de autoridad, al teorizar sobre las obras juveniles de Marx y de Engels asumen y reproducen, mecánica y acríticamente, el sutil esquema “anti-Esbozo” marxiano: dos vías distintas, un mismo resultado:
Existiría
una “vía corta” del descubrimiento [del materialismo histórico] (la de Engels
en el artículo de 1844) y una “vía larga”, la que Marx siguió (Althusser,
1965: 69).
Marx
y Engels no recorrieron el mismo camino para llegar a una concepción idéntica (Mandel,
1967: 1).
[La
estadía de Marx en París] tuvo para él la misma significación y la misma
importancia que para Engels la suya en Londres [Inglaterra]. Pero en tanto que
éste se familiarizaba en Mánchester con la situación económica y social
inglesa, […] Marx se interesaría primero por la vida política y social de
Francia (Cornu, 1955: 422).
La
formación juvenil de cada uno de los dos pensadores fue diferente y diferentes
los caminos que, sin embargo, a ambos les llevaron al mismo resultado, es
decir, al materialismo histórico (Rossi, 1963a: 10).
Este
acuerdo [entre Marx y Engels] resultaba de una evolución en el curso de la
cual, de manera independiente y por diferentes vías concretas, ambos llegaron a
una posición ideológica y política fundamentalmente igual
(Tuchscheerer, 1968: 218).
[Más
citas del mismo tenor en el Anexo al final de este apartado.]
Ahora bien, si en verdad el Esbozo ejerció sobre Marx la influencia “decisiva” que estos mismos analistas dicen que ejerció (Althusser habla de una “influencia muy profunda” y Carver de “un efecto arrollador [overwhelming]”), entonces la vía marxiana no pudo haber sido ajena a la del joven Engels. Convencidos de ello, en este capítulo nos proponemos demostrar, valiéndonos de argumentos brindados por los propios teóricos e historiadores marxistas, que tanto la fórmula de las “dos vías” cuanto, en general, la versión que da Marx acerca de sus primeros pasos en el estudio de la Economía política (se diría: la visión marxiana de la génesis del marxismo) resultan no sólo problemáticas, sino también insostenibles. Volvamos, pues, al prólogo del 59:
El primer trabajo que emprendí para resolver las dudas que me asaltaban [Marx se refiere a las dudas que le surgieron a raíz de sus artículos en la Gaceta renana, publicados en 1842 y 1843, en los que, por primera vez, se ocupó de -así los define él- "intereses materiales" y "cuestiones económicas"] fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del Derecho. trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los Anales franco-alemanes, publicados en París. Mis indagaciones me hicieron concluir que tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden ser comprendidas por sí mismas ni por la pretendida evolución general del espíritu humano, sino que, al contrario, tienen sus raíces en las condiciones materiales de vida, cuyo conjunto Hegel, siguiendo el ejemplo de los ingleses y franceses del siglo XVIII, abarca con el nombre de "sociedad civil", y que la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la Economía política [las cursivas son nuestras]. Comencé el estudio de esta última en París y lo proseguí en Bruselas, adonde me trasladé en virtud de una orden de expulsión dictada por el señor Guizot (Marx, 1859: 6-7).
Resumamos las dos citas del prólogo. Por un lado,
tenemos la vía engelsiana, con el Esbozo
del 44 y La situación de la clase obrera
en Inglaterra publicada en junio del 45. Por otro, la vía marxiana, con los
artículos del 42 y del 43 en la Gaceta
renana, la Crítica del derecho del
Estado de Hegel (en adelante, Crítica
del 43) y la Introducción a la crítica de
la filosofía del derecho de Hegel (en adelante, Introducción del 44), además de [Marx no los nombra en el prólogo,
pero parecería razonable incluirlos] los Manuscritos
económico-filosóficos escritos a mediados del 44. Finalmente, las dos vías confluirían
en La ideología alemana, que Marx y
Engels (con alguna contribución de Moses Hess) comenzaron a redactar en
septiembre del 45.
Ahora, nuestras observaciones:
1. Lo que Marx denomina “intereses
materiales” y “cuestiones económicas” (abordados en sus artículos periodísticos
referidos a los debates de la Dieta renana sobre el robo de leña, el
fraccionamiento de la propiedad agraria, la situación de los campesinos del
Mosela, la libertad de comercio y los aranceles proteccionistas) [12]
venía tratado, no desde una perspectiva económica –como se da a entender en el
prólogo–,[13] sino desde una
perspectiva, esencialmente, jurídica y moral.[14]
2. Resulta de suyo evidente
que tampoco la Crítica del 43 ni la Introducción del 44 son obras de
carácter económico, sino filosófico, político y social. Mal podrían, en
consecuencia, haber aportado nada a una línea de investigación cuya conclusión
fuera la tesis que subrayáramos en la cita de Marx (la Economía política como
anatomía de la sociedad civil), tesis fundamental para el surgimiento del
marxismo. De hecho, el término Economía política no figura en el manuscrito del
43, y sólo aparece en el artículo del 44 de modo casual, a raíz de un “ejemplo
[Beispiel]” puesto para ilustrar el
atraso histórico alemán (1844a: p. 495; S.
382). Sin embargo, podría argüirse, en ambas obras, Marx hace de la
propiedad privada, premisa fundamental de la Economía burguesa, el objeto de
sus críticas, pero lo hace –insistimos– no desde una perspectiva económica.[15] En todo caso, a lo
que, efectivamente, el joven filósofo llegó en aquellas dos obras –tal como lo
señala él mismo– fue a la convicción de que la sociedad civil es la clave para
entender el Estado, invirtiendo con ello el orden de prelación que Hegel les
adjudicaba en su Filosofía del derecho (1821).[16] Pero que la clave
conceptual de la sociedad civil yace en la Economía política –para expresarlo
en los términos en que Marx lo planteó–, combinado con un nuevo modelo de
reflexión crítica, inmanente y materialista, es, como vimos, un aporte original
del Engels del Esbozo a la historia
de las ideas.[17]
3. Marx comienza a estudiar
Economía política no en virtud de una evolución interna de su pensamiento (a partir
de la supuesta conclusión a la que habría llegado con la Crítica del 43 y la Introducción
del 44, como él señala y hubiera querido), sino a raíz de haber leído el
trabajo de Engels. Fue con el ensayo engelsiano que se persuadió: a) de que la
anatomía de la sociedad civil y del Estado hay que buscarla en la ciencia
económica, es decir, en la Economía política, y b) de que, por tanto, el
estudio de la Economía política es de capital importancia para el comunismo.
4.
En los Manuscritos económico-filosóficos,
escritos entre
abril y agosto del 44, por vez primera Marx hace de la Economía política objeto
de su crítica, pero de una crítica que no se desprende de la propia realidad
económica (como sucede en el Esbozo,
como sucederá en La situación de la clase
obrera en Inglaterra, en la Introducción
de 1857, en los Grundrisse de
1857/58, en la Crítica de 1859 y en El capital), sino que se desprende de la
problemática antropológica de la enajenación, de raíz feuerbachiana, que
venía utilizando en sus trabajos anteriores;[18]
en definitiva, una perspectiva externa a la economía misma.[19]
Vale decir, Marx hace suyo el objeto de estudio propuesto por
Engels, pero sin adoptar la metodología inmanente de su análisis crítico.[20]
Por ello, aunque,
en principio, la Economía política aparezca en los Manuscritos como “anatomía de la sociedad civil”, la Antropología
filosófica se muestra como fundamento último de la Economía política misma.[21]
5.
El primer grupo de citas consignadas en el apartado 1, en las que se admite que
el Esbozo constituyó “la primera obra
económica [de uno] de los dos amigos” (1967: 2) –para decirlo con palabras de
Mandel– o, con mayor precisión, “el primer intento de una crítica de la economía burguesa” [la cursiva es nuestra] (1963a:
26) –para expresarlo en términos de Rossi– desautorizan, de hecho, la versión
de Marx sobre sus primeros estudios económicos. Y es que en ellas se da por
descontado que los trabajos marxianos anteriores o simultáneos al Esbozo (a saber: los artículos
periodísticos del 42 y del 43, la Crítica
del 43 y la Introducción del 44) no
son de índole económica. Lo curioso al respecto –insistimos– es que Marx haya
excluido de su reconstrucción los Manuscritos,
justamente, la primera de sus obras que versa sobre Economía política y
realidad económica.
6. Para terminar. Tal como
la fórmula “dos vías distintas, un mismo resultado” (que vuelve prescindibles
el Esbozo y La situación de la clase obrera en Inglaterra para explicar el
surgimiento de La ideología alemana),
también la tesis de “la anatomía de la sociedad civil”, que Marx presenta como
conclusión de sus dos obras sobre la Filosofía
del derecho de Hegel, viene repetida, sin objeción alguna (por lo general,
al precio de la incoherencia), por la mayoría de los historiadores y teóricos
del marxismo.[22]
Igual de comprometida es la situación de aquellos que, al analizar los ensayos
marxianos de juventud, omiten hacer referencia explícita a la mencionada tesis.
Semejante renuncia sólo puede atribuirse a dos motivos: deshonestidad intelectual
(léase, obsecuencia) o falta de coraje para criticar a Marx (sobre todo
tratándose del Marx maduro). Lo cierto es que, de los teóricos consultados,
únicamente Sánchez Vázquez ha demostrado estar a la altura de las
circunstancias. Después de citar el pasaje del prólogo que concluye con la
tesis de marras, se anima a señalar: “Pero, en rigor, Marx no había hecho más
–y no era poco– que atisbar el terreno que tenía que explorar aunque sin poner
todavía un pie en él” (Sánchez Vázquez, 1978: 15-16). Más contundente aún
resulta su afirmación, hecha en el estudio preliminar a los Cuadernos de París: “[A través del Esbozo], Engels le hace ver [a Marx]
sobre todo el papel de la economía [política] como clave de la Sociedad civil”
(Sánchez Vázquez, 1974: 34). Si se la vincula al prólogo del 59, esta
observación se transforma en una clara acusación de plagio.[23]
[Anexo: Citas sobre las “dos vías” de Marx y Engels]
Lo que parece estar fuera de discusión es que ambos
jóvenes se fueron desarrollando, de manera independiente, a través de caminos
similares hacia similares conclusiones (Marcus, 1974:
101); Ambos se habían formado en la escuela de la filosofía alemana, y
arrancando de ella habían llegado en el extranjero a resultados idénticos; Marx
se compenetró con las luchas y las aspiraciones de la época a la luz de la
revolución francesa; Engels estudiando la industria inglesa (Mehring, 1918:
106); A través de una crítica de la economía política burguesa, otro pensador
[Engels] llegaba de modo independiente a las mismas conclusiones a que había
llegado [Marx] con su crítica de la filosofía (Gemkow, 1967: 50); Por caminos
diferentes, llegaron a los mismos resultados (Cantimori Mezzomonti,
1998: 17); En 1844 [Marx y Engels descubren] la profunda semejanza de sus dos
evoluciones hasta ahí independientes (Godelier, 1966: 110); Los dos amigos
creyeron haber llegado al mismo resultado por vías distintas (Engels por vía inductiva, a partir de hechos ingleses;
Marx por vía deductiva, a través de
la crítica de Hegel) (Vilar, 1978: 54); Por vías diferentes a las de Marx,
Engels llegó a conclusiones muy similares a las suyas (Bottigelli, 1967: 128); La
concepción de la lucha de clases como motor de la historia se derivó, en el
caso de Marx, en gran parte, del estudio del período revolucionario francés; en
el de Engels, de la experiencia de los movimientos sociales en la Gran Bretaña
post-napoleónica (Hobsbawm, 1978: 116); Los dos se percatan de haber llegado,
por caminos distintos, a un completo acuerdo en todos los campos teóricos
(Fusaro, 2011: 313); Marx había llegado de manera independiente a una posición
similar a la de Engels (Rigby, 1992: 36) [páginas después, Rigby cita, esta vez
de manera textual, la tesis de las dos vías distintas (ibídem: 93)]; [también]
Cole (1953: 268), Labica (1976: 64, 256), Carver (1983: 45), Hunley (1991:
145), Hunt (2009: 123) y Hollander (2011: 71) [reproducen y aceptan, sin
cuestionamiento alguno, el pasaje del prólogo marxiano referido a las dos vías].
.
.
.
NOTAS:
[1] Respecto a la datación de la escritura del
Esbozo, véase el apartado 6.
[2] La primera y única edición de los Deutsch-Französische
Jahrbücher salió en París
en febrero de 1844. Editada en alemán y dirigida por Marx y Arnold Ruge,
constaba, fundamentalmente, de cuatro artículos: un ensayo y una reseña, de
Engels: el “Esbozo de una Crítica de la
Economía política”, y “La situación en Inglaterra. Past and Present, por Thomas Carlyle, London, 1843”; y un ensayo
más una suerte de reseña, de Marx: la “Crítica de la Filosofía del derecho de
Hegel. Introducción” y “La cuestión judía”, respuesta crítica a dos obras de
Bruno Bauer.
[3] Marx: “Los resultados a que llego han sido
obtenidos mediante un análisis totalmente empírico, basado en un concienzudo
estudio crítico de la economía [Nationalökonomie:
Economía política]” (1844b: p. 557; S.
467).
[4] Asimismo, el primer borrador de El capital –que Marx escribiera entre
1857 y 1858, conocido como los Grundrisse–
lleva por título Elementos fundamentales
para una Crítica de la Economía política. Dicho título fue puesto por los editores
rusos del IMEL (Instituto Marx-Engels-Lenin) en base a las referencias
explícitas que al respecto hace Marx en su carta a Lassalle del 22 de febrero
de 1858.
[5] Croce (1897: 68); Lukács (1923: 84; 1954:
220-222); Lefebvre (1939: 109; 1948:18); Popitz (1953: 114 y 120); Calvez
(1956: 26); Marcuse (1941); Korsch (1938: 103, 106 y 17); Rosdolsky (1955: 478); Althusser (1965: 66, 69 y 128; 1974);
Vygodskij (1965: 10); Dal Pra (1965: 150); Kägi (1965: 192, 212 y 224);
Rancière (1965: 35); Godelier (1966: 109 y 112); Avineri (1968); McLellan
(1970: 163, 164 y 181; 1971: 25; 1978: 36 y 44); Löwy (1970: 91); Kolakowski
(1976: 150); Hobsbawm (1978: 33); Musto (2010); Fusaro (2011: 119). En los
cuatro casos en que no hay indicación de página, el ensayo de Engels no figura
en absoluto.
[6] Cornu (1934: 297-299; 1955: 464-478; 1948:
138-140); Cole (1953: 230); Rubel (1957: 95); Sabetti (1962: 218-221); Rossi
(1963a: 26 y 323-336); Mandel (1967: 2-3, 12-15 y 160); Bottigelli (1967: 115 y
124-129); Tuchscheerer (1968: 86-106); Sánchez Vázquez (1974: 30-35; 1978:
23-29); Labica (1976: 118 y ss.); Vilar (1978: 54); Carver (1983: 32 y 36-84).
[7] Marx-Engels Collected Works, vol. 4, p.
701-703, L&W, London, 1975.
[8] Aunque redactada en tercera
persona, la “Introducción” a la edición francesa del folleto de Engels Del socialismo utópico al socialismo
científico (1880) fue obra de Marx; un facsímil del manuscrito, en: Marx-Engels
Collected Works, vol. 24,
L&W, London, 1989, p. 337.
[9] De hecho, en el último párrafo del Esbozo (1844a: 24) prenuncia el libro y,
en éste, a su vez, cita a pie de página, como fuente, el Esbozo (1845b: 300).
[10] El propio Althusser señala que “para Jahn
[…] los Manuscritos del 44 marcan ‘el
nacimiento del socialismo científico’. Para Pajitnov, en estos Manuscritos […] ‘se encuentran las
premisas teóricas del marxismo’. Para Lapine es […] ‘el Manuscrito del 43 el que demuestra el paso consciente de Marx al
materialismo’. En cuanto a Schaff, escribe: ‘Sabemos (por indicaciones
posteriores de Engels) que Marx llegó a ser materialista en 1841’” (Althusser,
1965: 46).
[11] Mandel, por caso, divide en tres grupos a
los autores que teorizaron sobre las obras del joven Marx: 1) aquellos que
sustentan la tesis de la continuidad: Rubel, Togliatti, Garaudy, Bigo, Bartoli,
Calvez, Hyppolite y Fromm; 2) autores que privilegian al joven Marx por sobre
el Marx maduro o reinterpretan a éste a la luz de aquél: Landshut, J.P. Mayer,
Popitz, Weinstock, Hommes, Thier, Axelos, Marcuse, Löwith, Blauner y De Man; y 3) autores que defienden la tesis de
la ruptura: Jahn, Buhr, Bottigelli, Cornu y Althusser (Mandel, 1967: 188 y ss.).
[12] La Gaceta
renana de política, comercio e industria (Rheinische Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe), tal el nombre completo, fue un
periódico de tendencia democrática, liberal, opuesto al absolutismo prusiano,
del que Marx fue, primero, colaborador y, luego, jefe de redacción. Expresaba
los intereses del sector progresista de la burguesía renana en su lucha contra
los privilegios feudales de la aristocracia.
[13] "Este bosquejo sobre el curso de mis estudios en el terreno de la Economía política sólo tiende a mostrar que mis puntos de vista son el fruto de largos años y de cnoncienzuda investigación" (1859: 9). Con estas palabras concluye Marx su célebre prólogo.
[14] “Por primera vez Marx se ocupaba de un problema social. Como sus conocimientos en este dominio eran aún insuficientes, y dada su concepción idealista del Estado, trataría el problema desde un punto de vista, no económico y social, sino esencialmente jurídico, político y moral” (Cornu, 1955: 282); “La aportación decisiva de esta primera experiencia en el campo de los problemas sociales (que siguen siendo tales aunque Marx, no pudiéndolo hacer de otra manera, intenta resolverlos en el plano jurídico) no reside en las conclusiones finales, sino en las primeras observaciones que dicha experiencia requiere en orden a matizar esos contrastes” (Rossi, 1963a: 114); “Los artículos sobre la ley contra el robo de leña […] también constituyen un importante documento de la evolución intelectual del joven Marx por cuanto allí se expide, por primera vez, sobre problemas económicos, si bien a partir de un aspecto no específicamente económico, sino jurídico y filosófico” (Tuchscheerer, 1968: 47); “Marx, con su crítica tajante, tomaba partido ‘por la muchedumbre pobre y política y socialmente desposeída’, pero no por [con] razones económicas todavía, sino con argumentos jurídicos” (Mehring, 1918: 52); “Marx analiza estas cuestiones desde un punto de vista jurídico-político” (McLellan 1970: 95); “Poco después de que asumió el cargo [como redactor en jefe] y comenzó a publicar artículos propios sobre cuestiones económicas (aunque sólo en los aspectos jurídicos y políticos)…” (Musto, 2010: 69).
[14] “Por primera vez Marx se ocupaba de un problema social. Como sus conocimientos en este dominio eran aún insuficientes, y dada su concepción idealista del Estado, trataría el problema desde un punto de vista, no económico y social, sino esencialmente jurídico, político y moral” (Cornu, 1955: 282); “La aportación decisiva de esta primera experiencia en el campo de los problemas sociales (que siguen siendo tales aunque Marx, no pudiéndolo hacer de otra manera, intenta resolverlos en el plano jurídico) no reside en las conclusiones finales, sino en las primeras observaciones que dicha experiencia requiere en orden a matizar esos contrastes” (Rossi, 1963a: 114); “Los artículos sobre la ley contra el robo de leña […] también constituyen un importante documento de la evolución intelectual del joven Marx por cuanto allí se expide, por primera vez, sobre problemas económicos, si bien a partir de un aspecto no específicamente económico, sino jurídico y filosófico” (Tuchscheerer, 1968: 47); “Marx, con su crítica tajante, tomaba partido ‘por la muchedumbre pobre y política y socialmente desposeída’, pero no por [con] razones económicas todavía, sino con argumentos jurídicos” (Mehring, 1918: 52); “Marx analiza estas cuestiones desde un punto de vista jurídico-político” (McLellan 1970: 95); “Poco después de que asumió el cargo [como redactor en jefe] y comenzó a publicar artículos propios sobre cuestiones económicas (aunque sólo en los aspectos jurídicos y políticos)…” (Musto, 2010: 69).
[15] “La misión de la filosofía, puesta al
servicio de la historia, después de desenmascarar la forma de santidad de la
autoenajenación del hombre [escribe Marx, con relación al objeto de
investigación de su Introducción del
44], está en desenmascarar la autoenajenación bajo sus formas profanas. La
crítica del cielo se trueca, de este modo, en la crítica de la tierra, la
crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en
la crítica de la política. El estudio que aquí emprendemos […] se propone ser
una contribución a este tema” (1844a: 492). Refiriéndose a los dos artículos
marxianos de los Anales del 44,
escribe Sabetti: “Ciertamente, [a Marx] se le escapa aún profundizar en las
causas esenciales, en la condición primaria de toda realidad social y política,
falta aún la investigación económica” (1962: 211).
Señalemos, de paso, que difícilmente la Introducción del 44
hubiese podido cumplir con su cometido, vale decir, oficiar de texto
introductorio a la Crítica del 43, puesto que en esta última Marx
pensaba y argumentaba como un demócrata social, radical (atrás había quedado el
demócrata liberal de la Gaceta renana); en la Introducción, en
cambio (escrita en París), abraza, bajo la influencia de Moses Hess, las ideas
del comunismo, aunque, claro está, de ese tipo de comunismo que luego
descalificará por “utópico”. Pertinente al respecto es la observación de
Sánchez Vázquez: “Mientras que en la Crítica, [Marx] habla todavía de ‘Stände’
(estados o estamentos) […], en la Introducción no sólo habla de división
de la sociedad en clases, sino del antagonismo de sus dos clases fundamentales:
la burguesía y el proletariado” (1978: 17).
[16] Por cierto, la idea de privilegiar lo
social por sobre lo político no es originaria de Marx, sino, primordialmente,
de Saint-Simon. Y es que en Francia, la decepción ante la monarquía burguesa
imperante había generado en vastos sectores de la intelectualidad la tendencia
a apartarse de las cuestiones políticas y centrarse en los problemas sociales.
Ya hacia 1841 –señala Mayer–, Moses Hess, que conocía Francia de primera mano,
se encargó de difundir en Alemania “la convicción de que el verdadero palenque
en que se ventilan los grandes problemas de la historia universal no es el
Estado, sino la sociedad” (1932: 114).
En su artículo “Una catástrofe inminente en
Inglaterra”, del 26 de junio de 1842, publicado en la Gaceta renana, la misma que Marx dirigirá luego, Hess sostiene:
“Todas las reformas políticas serían sólo un paliativo contra un mal que, en
último análisis, no es de naturaleza política, sino social” (1841/47: 25). Y
más explícitamente: “La industria, que ha pasado de las manos del pueblo a las
máquinas de los capitalistas; el comercio que antaño era ejercido, a menudo, en
pequeña escala por muchos pequeños comerciantes, [está] ahora, siempre más, en
manos de pocos grandes empresarios capitalistas; […] todas estas relaciones,
que existen en todas partes, especialmente en Inglaterra, y constituyen si no
exclusivamente, principal y esencialmente las causas de aquella catástrofe
inminente, no son condiciones políticas, sino sociales” (ibídem: 26).
[17] La Filosofía
del derecho de Hegel, la Crítica
del 43 y la Introducción del 44 son
obras de carácter filosófico, con independencia de cuál sea el orden de
prelación que se les adjudique al Estado y a la sociedad civil y por más que
ésta comprenda, primordial aunque no únicamente, la esfera de las necesidades,
la producción y el consumo, es decir, el mundo de la economía. En cambio, la
tesis: "la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la Economía política" [esto es, en la ciencia económica] presupone y exige un cambio de registro teórico:
pasar de la filosofía a la ciencia social. Y, en efecto, el pasó se dio:
primero lo dio Engels con su Esbozo y
La situación de la clase obrera en
Inglaterra y luego Marx (junto a Engels) con La Ideología alemana, lo que no obstó para que determinados
elementos filosóficos –que Engels y Marx consideraban científicos– se hayan
infiltrado y perpetuado en la nueva concepción.
[18] En lo que respecta al fundamento filosófico
de la perspectiva crítica del joven Marx, vale decir, la teoría de la
enajenación de la esencia humana, corresponde, una vez más, nombrar a Hess: “El
primero que se abocó a extender el concepto de extrañación, utilizado por
Feuerbach en la esfera religiosa, a la esfera de la vida económica y social de
los hombres [escribe Tuchscheerer], fue Moses Hess, un
socialista y publicista utópico que provenía de la disolución de la filosofía
neohegeliana” (1968: 137); y Cornu señala al respecto: “En otro artículo, ‘La
esencia del dinero’, destinado a los Anales
franco-alemanes, Hess exponía
la naturaleza y los efectos de la alienación en la sociedad burguesa. Mostraba que la alienación religiosa no es
más que el reflejo ideológico de la alienación efectiva que se opera en esa
sociedad, en la que el obrero excluido de la propiedad privada, el proletario,
aliena lo esencial de su vida, su trabajo, en las mercancías que produce pero
que no le pertenecen y que, al transformarse en dinero, en capital, lo dominan
y avasallan. En esa sociedad el dinero es el verdadero Dios, en quien los
hombres adoran a su ser alienado” (Cornu, 1955: 570).
[19] Marx: “Es cierto que
el concepto de trabajo alienado (de
la vida alienada) lo hemos obtenido
en la economía política como resultado del movimiento
de la propiedad privada. Pero, cuando analizamos este concepto, vemos que,
aunque la propiedad privada aparezca como el fundamento, como la causa del
trabajo enajenado, es más bien la consecuencia de éste, lo mismo que los
dioses, originariamente, no fueron la
causa sino el resultado del extravío de la inteligencia humana. Más tarde esta
relación se trocará en interdependencia (1844b: 603); la propiedad privada [es] la expresión material, resumida, del trabajo
enajenado” (ibídem: 605).
[20] Que la perspectiva crítica sigue siendo de
matriz feuerbachiana lo reconoce el propio Marx en el prólogo a los Manuscritos: “La crítica positiva en
general, incluyendo por tanto la crítica positiva alemana de la economía
política, debe su verdadera fundamentación a los descubrimientos de Feuerbach. […] De Feuerbach data la primera crítica positiva humanista y naturalista. No por menos ruidosa deja de ser
más segura, más profunda, más extensa y más sostenida la influencia de los
escritos de Feuerbach, los únicos
desde la Fenomenología y la Lógica de Hegel en que se contiene una
verdadera revolución teórica” (1844b: 558). Este juicio sobre Feuerbach es un
claro testimonio de que, a mediados de 1844, Marx aún no había captado la
originalidad del enfoque crítico engelsiano.
[21] Marx: “Nosotros
vemos que esta aparente contradicción [entre el trabajo y la propiedad privada]
es, en realidad, la contradicción del trabajo
enajenado consigo mismo y que la economía política se limita a proclamar
las leyes del trabajo enajenado. […] Y así como analizando el concepto de trabajo
enajenado, alienado, obtenemos el concepto de propiedad privada, con ayuda de estos dos factores podemos
desarrollar todas las categorías de
la economía política” (1844b: 604). Al analizar este pasaje de los Manuscritos, Sánchez Vázquez comenta:
“El trabajo enajenado no es una clave económica, sino filosófica; es la
explicación de una realidad económica a partir de una concepción del hombre”
(1974: 82).
[22] Mehring (1918: 269); Korsch (1930: 107;
1938: 21, 83, 84, 105 y 176); Cornu (1934: 249); Cole (1953: 268); Rubel (1957:
95); Dal Pra (1965: 65); Gemkow (1967: 47); Bottigelli (1967: 128); Mandel
(1967: 5); Tuchscheerer (1968: 86); Avineri (1968: 38-39); McLellan (1971: 83);
Labica (1976: 207); Hobsbawm (1978: 33 y 48); Carver (1983: 32); Wheen (1999:
236); Musto (2010: 70); Fusaro (2011: 20). A esta nómina, cabría agregar a
quienes aceptan el modelo de las dos vías, pues en él va implícita la idea de
que el joven Marx llegó a la tesis de la anatomía de la sociedad civil por
cuenta propia.
[23] Aunque de manera indirecta, también
Althusser ha puesto en entredicho los términos en que Marx presenta la tesis
referida a la anatomía de la sociedad civil: “[En los artículos de La gaceta renana] Marx se encuentra,
como él mismo lo dice, en la ‘necesidad’ de dar su opinión sobre cuestiones de
orden económico […], pero no
encontraba la Economía [es decir, la ciencia] sino cuestiones económicas y en
relación con debates políticos: en
una palabra, no encontraba la Economía política sino ciertos efectos de una política económica, o ciertas
condiciones económicas de los conflictos sociales (Crítica a la filosofía del Estado de Hegel)” (1965: 127-128). En
cuanto a obsecuencia y falta de coraje para criticar a Marx, tan extendidas
entre los teóricos marxistas, justo es decirlo: nada más alejado de Althusser,
una clara excepción a la regla. Valga a título de ejemplo su libro Marx dentro de sus límites en el que,
haciéndose cargo de la crisis del marxismo desencadenada por el descubrimiento
de las brutalidades perpetradas por Stalin y por la ruptura entre el partido
comunista soviético y el chino, lanza esta osada pregunta: “¿No habrá también que buscar en la teoría marxista misma, tal como ha sido concebida por su
fundador, e interpretada por sus sucesores […], algo de lo que rendir cuentas?”
(1978: 21).