viernes, 28 de abril de 2017




Marx discípulo de Engels
Una nueva lectura de la génesis del marxismo


(Fragmento)


de Martín Mazora




publicado por Unsam Edita,
editorial de la Universidad Nacional de San Martín
Abril 2017



El libro figura como bibliografía recomendada en las entradas "Marxismo" y "Friedrich Engels" de la Enciclopedia Sapere.it de la editorial italiana De Agostini







Más allá de sus diferencias, la tesis de la ruptura epistemológica y la tesis de la continuidad entre el joven Marx y el Marx maduro comparten el presupuesto de que es en la producción teórica marxiana donde se cifra la constitución del materialismo histórico; en ambas, los primeros trabajos de Engels no ingresan sino a título de meros antecedentes. Sin embargo, en El capital, las obras juveniles de Marx brillan por su ausencia, en tanto dos obras del joven Engels aparecen citadas dieciséis veces: cuatro, el Esbozo de una crítica de la Economía política; doce, La situación de la clase obrera en Inglaterra. La tesis alternativa que al respecto propone el autor podría resumirse en la fórmula Joven Engels, maestro–Joven Marx, discípulo.

Como apéndice del libro se incluye el último capítulo de La sociedad civil en Hegel, ensayo de Mazora recomendado como bibliografía sobre Hegel en la Historia de la filosofía de Antiseri y Reale (Ed. San Pablo, Bogotá: 2010) y en la Enciclopedia de obras de filosofía dirigida por Franco Volpi (Ed. Herder, Barcelona: 2005 y 2011).


(Reseña en La Nación) (Reseña en Página 12) - (El ensayo figura como bibliografía recomendada en las entradas "Marxismo" y "Friedrich Engels" de la Enciclopedia digital SAPERE.IT, de la Editorial De Agostini)




You Tube: El joven Marx, el joven Engels y la génesis del marxismo, por Martín Mazora



INTRODUCCIÓN


1. El Esbozo de Engels según los historiadores del marxismo

Puede decirse que, en general, entre los historiadores del marxismo, está aceptada la tesis de que el Esbozo de una Crítica de la Economía política de Engels (escrito entre octubre y noviembre de 1843, según la MECW; entre fines de 1843 y enero de 1844, según la MEW; entre fines de septiembre o principios de octubre y, a más tardar, mediados de enero del 44, según la MEGA2; [1] y publicado en los Anales franco-alemanes en febrero de 1844) [2] constituyó la primera formulación de lo que en la teoría marxista recibe el nombre de “Crítica de la Economía política”:

En el 44 Marx afronta la economía política en persona. Engels le había abierto el camino con su “bosquejo genial” sobre Inglaterra (Althusser, 1965: 128).
[El Esbozo tiene] una extrema importancia en la historia del desarrollo [de la génesis] del marxismo, [en virtud de] una fecunda aplicación de la dialéctica hegeliana a la realidad social (Riazanov, 1927: I, 2, pp. lxxii-lxxiii).
Viviendo en una Inglaterra económicamente más avanzada, [Engels] se anticipó a Marx en entender su dialéctica, su tendencia inherente a producir contradicciones y, en consecuencia, a provocar su propia destrucción (Nicolaievsky-Maenchen, 1936: 101).
Es la primera obra de teoría económica de los fundadores del socialismo científico. […] El método del que Engels se vale es dialéctico, pero todavía muy “al modo hegeliano” (Tuchscheerer, 1968: 87, 91).
Este esbozo, redactado hacia 1843, constituye la primera obra económica de los dos amigos (Mandel, 1967: 2).
En esa época capital de la elaboración del materialismo histórico, en el dominio de la economía política, en el cual se entablaría la lucha decisiva, [Engels] fue, al menos al comienzo, el maestro, y Marx el discípulo (Cornu, 1955: 477).

[Más citas del mismo tenor en el Anexo 1 al final de la Introducción.]


 







 

Palabras más, palabras menos, se acepta que no fue Marx, sino Engels quien por vez primera concibió un análisis crítico de la economía capitalista bajo la forma de una crítica de la Economía clásica –ciencia a través de la cual la sociedad burguesa explica, potencia y justifica sus mecanismos de enriquecimiento–, ensayando una explicación de los procesos económicos desde una óptica dialéctica, fruto de una reelaboración del método hegeliano. Y es que, según el Esbozo, la abolición de la propiedad privada no se impone como una exigencia ética conforme a un modelo ideal de hombre o un modelo ideal de sociedad (planteo crítico propio de los así llamados socialistas y comunistas “utópicos”), sino como el resultado necesario de las leyes, contradicciones y crisis inmanentes al propio sistema de la propiedad privada. Ya los economistas clásicos señala Engels en su ensayo– habían descubierto algunas de esas leyes aunque sin llevarlas hasta sus últimas consecuencias, carencia debida menos a limitaciones científicas que a compromisos de clase. De ahí que el objetivo de la crítica del Esbozo –y esto es lo que, en esencia, Engels primero y luego Marx entendieron por crítica– consista en exponer de manera cabal y coherente las leyes de la ciencia burguesa, a efectos de mostrar sus nefastas secuelas económicas y sociales. Se comprende, entonces, que desplegar de forma consecuente la Economía política constituya a la vez una crítica inmanente de la misma y de la propia realidad. No en vano, en el prólogo a su Contribución a la Crítica de la Economía política (1859), Marx califica de “genial” el ensayo engelsiano; cuatro veces lo cita en el primer tomo de El capital (1873); pero el modo más explícito en que le reconoció valor teórico fue designando su teoría del modo de producción capitalista con el nombre –en rigor, un concepto, por cuanto define un programa de investigación– de “Crítica de la Economía política”. Esta denominación ya aparece en el prólogo a sus Manuscritos económico-filosóficos [3] (escritos a mediados de 1844 y editados póstumamente en 1932, en los que Marx incluye el Esbozo entre sus fuentes), como título de la mencionada Contribución a la Crítica de la Economía política y en El capital como subtítulo del libro.[4] Por todo lo expuesto –y aquí comienza, en rigor, nuestra investigación–, resulta llamativo el hecho de que haya ensayos globales e historias sobre el marxismo en que el texto de Engels sólo aparezca mencionado (cuando no ignorado) o, a lo sumo, resumido en sus tesis centrales.[5] Pero aun los autores que le reconocen relevancia conceptual e histórica –cuyos elogiosos comentarios citamos más arriba–[6] no le conceden la atención que, según creemos, merece en tanto acta fundacional de la crítica inmanente de la Economía política, antes bien lo terminan rebajando a la condición de mero antecedente, incluso (tal sería, a nuestro juicio, la definición implícita) antecedente prescindible del marxismo, reconociéndole como gran mérito el haber llamado la atención del joven Marx acerca de la importancia que para la comprensión de la sociedad y para el comunismo tiene la ciencia económica burguesa:

[El Esbozo de Engels], que Marx declararía luego “genial”, ejerció sobre él una influencia muy profunda. Se subestima en general su importancia (Althusser, 1965: 66n).
Es a Engels a quien corresponde el honor de haber sido el primero que llevó a Marx a estudiar la economía política y de haber comprendido, en un “esbozo genial”, la importancia capital que esta ciencia tiene para el comunismo (Mandel, 1967: 2).
Este trabajo de Engels en el que se sometía a crítica por primera vez la economía política desde la perspectiva de la abolición de la propiedad privada ejerció una influencia decisiva en la primera toma de contacto del joven Marx con la economía (Sánchez Vázquez, 1974: 24).
Esta crítica de Engels […] ejerció una influencia significativa sobre los primeros estudios económicos de Marx y fue decisiva para la formación de sus concepciones económicas (Tuchscheerer, 1968: 86).
Bajo la influencia del artículo de Engels, que exponía cómo el desarrollo del régimen capitalista llevaba necesariamente al comunismo, Marx llegó a la convicción de que sólo un estudio profundo de la economía permitiría comprender la naturaleza y el desarrollo del sistema capitalista, y la necesidad de su remplazo por el comunismo (Cornu, 1955: 568).
El efecto [del Esbozo] sobre Marx fue arrollador (Carver, 1983: 32).

[Más citas al respecto en el Anexo 2 al final de la Introducción.]













2. La base empírica del Esbozo.

La situación de la clase obrera en Inglaterra –cuyo subtítulo reza Obra basada en el conocimiento directo y en fuentes auténticas–, en que Engels hace una cruda radiografía social del proletariado inglés y vuelve a predecir el fin del capitalismo en Inglaterra, fue escrita durante el invierno de 1844/45, publicada a principios de junio del 45, reimpresa en 1848, ambas veces en Leipzig, Alemania.[7] Traducida al inglés, se publicó en Nueva York en 1887, y en Londres en 1892, mismo año en que apareció en Stuttgart la segunda edición alemana. En el prólogo a esta segunda edición, Engels reflexiona acerca de su libro: “En lo bueno como en lo malo, ostenta el sello de la juventud de su autor. Tenía, cuando lo escribí, veinticuatro años; hoy, triplico esa edad, pero cuando releo esta obra de mi juventud, encuentro que no tengo, en modo alguno, motivos para avergonzarme” (1845b: 532). Absolutamente justificado el orgullo del viejo Engels: amén de estar citada once veces en el primer tomo de El capital y una vez en el tercero, La situación aparece citada también en múltiples ensayos contemporáneos sobre historia económica o social tanto inglesa como europea. Algunos comentarios sobre ella:

[Engels] no escribía como moralista o filántropo, sino que infería de las condiciones de la clase trabajadora que ésta estaba destinada a llevar a cabo una revolución socialista por sus propios medios y en sólo unos años. Su predicción del socialismo no se basaba en ideas generales sobre la naturaleza humana o la necesidad de poner la existencia humana en conformidad con la esencia de la humanidad, sino en su conocimiento real de las condiciones de vida y tendencias de desarrollo de la clase trabajadora. Estaba convencido de que las clases medias desaparecerían, que el capital se concentraría más y más en Inglaterra y de que pronto se produciría una inevitable y sangrienta guerra entre los necesitados y los ricos (Kolakowski, 1976: 151).
Su análisis de la conexión de los factores económicos y los factores sociales revela un método que hace de su trabajo la primera obra marxista, y en cierta medida está por delante de la de Marx. Si la terminología no es aún la que ambos fundadores del socialismo científico utilizarán unos años más tarde, ya tenemos aquí las nociones [es decir, los significados] de infraestructura, fuerzas de producción, relaciones de producción, y su interacción ya se muestra en detalle (Bottigelli, 1967: 158).
Entonces Engels vivía en Mánchester, donde escribió (en idioma alemán) La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), una obra importante a la que Marx rindió el debido tributo en El Capital (Marx, 1880: 181).[8]

[Más valoraciones de esta obra en el Anexo 3 al final de la Introducción.]













Se trata de un trabajo esencialmente descriptivo (Sociología y Economía descriptivas) en el que, empero, subyace, y por momentos aflora (y, en otros, resulta enriquecido) el marco teórico del Esbozo. Y si bien entre ambos trabajos –tanto en lo que se refiere a escritura (el Esbozo a fines del 43, La situación entre fines del 44 y principios del 45 [el prólogo de Engels está fechado el 15 de marzo]) cuanto a publicación (uno en febrero del 44, el otro en junio del 45)– hay aproximadamente un año de diferencia, constituyen, sin embargo, la cara y ceca de un mismo proyecto. Y es que valiéndose de las mismas categorías, originarias de la Economía política, uno despliega en forma predominantemente teórica lo que el otro expone de manera predominantemente empírica. Más aún: cuando Engels escribe su artículo, ya dispone de buena parte de la información que volcará en el libro. Cabe concebirlos, por tanto, como dos trabajos simultáneos además de complementarios;[9] leyendo La situación, se puede tener una idea acabada de lo que in totum el Engels del Esbozo tiene en mente cuando habla de propiedad privada, comercio, valor, salario, renta, beneficio, competencia, oferta, demanda, monopolio, crecimiento, crisis, etc. Vale decir, no sólo categorías teóricas, sino también contenidos empíricos, extraídos de: a) obras de los economistas clásicos, b) datos e informes oficiales del gobierno, c) diversos periódicos y publicaciones de la época, y d) la propia observación in situ que hiciera durante los veintiún meses de su estancia en Mánchester (desde noviembre del 42 hasta agosto del 44). De allí que el Esbozo de una Crítica de la Economía política, que en principio es un discurso crítico sobre otro discurso, sea, a la par, un análisis crítico del sistema económico mismo.
Presentados el problema fundamental y las dos obras centrales de nuestra investigación, anticipamos una segunda cuestión problemática de la exégesis marxista que deberemos afrontar, a saber: en los ensayos e historias que hacen referencia explícita al Esbozo o a La situación de la clase obrera en Inglaterra suelen coexistir dos líneas interpretativas difíciles de conciliar. Y es que a la par que se subraya el carácter “científico” de ambas obras engelsianas, se señala, como una limitación severa de las mismas, la crítica y descalificación éticas del sistema de la libertad comercial, recurso moral, humanista, en fin, “utópico”, que, según el teórico o historiador de que se trate, será visto como más o menos grave.


3. Una aproximación a nuestra lectura

Como es sabido, la tesis de Althusser (Pour Marx, 1965) de que La ideología alemana (escrita por Marx y Engels entre septiembre de 1845 y agosto de 1846) constituyó una “ruptura epistemológica” en la evolución del pensamiento marxiano –ruptura que dividirá las obras de Marx en pre-marxistas y marxistas, o humanistas y científicas– encontró y encuentra todo tipo de objeciones: desde los que ven tal corte en obras anteriores a La ideología alemana,[10] hasta los que abogan por la idea de la continuidad entre el joven Marx y el Marx maduro sin negar por ello una evolución gradual de su pensamiento[11] (lectura implícita en el célebre prólogo marxiano de 1859). Ahora bien, pese a sus diferencias, tanto Althusser como sus críticos padecen una misma y seria limitación: la de circunscribir la discusión sobre el surgimiento del materialismo histórico a la producción intelectual de Marx, dando por presupuesto que en ella se cifra la clave para explicar –ya por ruptura, ya por maduración gradual– la constitución de la nueva ciencia. En ambas lecturas subyace, pues, un mismo planteo de fondo, al que cabría llamar Joven MarxMarx maduro, planteo en el que, por definición, las dos obras fundamentales del joven Engels no ingresan sino a título de meros antecedentes. Y, sin embargo, como vimos, la gran mayoría de estos autores no sólo reconoce que fue de Engels el primer estudio crítico de Economía política, sino también que con su ensayo ejerció una “decisiva” (“profunda”, “arrolladora”) influencia sobre el amigo. En otras palabras: al abordar la temática del nacimiento del materialismo histórico, los teóricos e historiadores del marxismo parten de un esquema, al que –siguiendo a Cornu– llamaremos Joven Engels, maestro—Joven Marx, discípulo, para luego desplazarlo y suplantarlo por el esquema Joven Marx—Marx maduro que presupone, en cambio, la evolución autónoma del pensamiento marxiano. Como veremos y es de suponer, el precio por valerse de ambos modelos, incompatibles entre sí, ha sido la ambigüedad y la incoherencia.
Por cierto, en nuestro trabajo, desechamos de plano la fórmula Joven MarxMarx maduro (paradigma de la tradición marxista para explicar la génesis del marxismo), en tanto que retenemos la ecuación Joven Engels, maestroJoven Marx, discípulo, a la que potenciamos de un modo radical, en base a premisas fundamentales de la epistemología contemporánea, compartidas por Kuhn, Lakatos, Feyerabend y Rescher.










 


4. Objetivos del ensayo

En la primera parte, nos proponemos investigar las razones por las cuales la tradición marxista, a la hora de explicar su propio origen histórico, indefectiblemente termina marginando al joven Engels. Al respecto, adelantamos dos planteos: que resulta arbitraria e insostenible la reconstrucción que hace Marx de sus estudios de Economía política, expuesta en el prólogo del 59, reconstrucción en la que el Esbozo y La situación de la clase obrera en Inglaterra aparecen elogiados y al mismo tiempo degradados a la condición de antecedentes prescindibles del marxismo. Segundo planteo, de mayor relevancia: que en virtud de la epistemología dialéctica, el historiador marxista, al abordar la temática del surgimiento del materialismo histórico, se ve naturalmente inclinado (y hasta conceptualmente exigido) a ignorar los dos ensayos de Engels, o, en el mejor de los casos, a concederles un lugar secundario. Presentamos luego un estudio crítico del Pour Marx de Althusser, obra insoslayable para todo análisis referido a la génesis del marxismo, en la que el filósofo francés hace tres breves (aunque significativas) referencias al artículo engelsiano de 1844. Finalmente, denunciamos un despropósito. Y es que en la polémica desatada a raíz del Pour Marx, los críticos de Althusser afrontan la discusión sobre el surgimiento del materialismo histórico reivindicando obras que El capital ignora por completo: las del joven Marx; e ignoran, esta vez junto al filósofo francés, las que El capital rescata e incorpora, dieciséis citas mediante, a su propio texto: los dos ensayos del joven Engels.
En la segunda parte, proponemos una lectura no marxista de la génesis del marxismo, condición ineludible para captar la relevancia del papel jugado por Engels en dicho proceso. En primer lugar exponemos el marco teórico, formulamos luego y discutimos dos hipótesis sobre el tema, para finalmente abocarnos al análisis del Esbozo atendiendo a dos objetivos precisos: por un lado, mostrar el rol secundario que cumplen sus problemáticos contenidos morales y antropológicos, problemáticos toda vez que el planteo engelsiano pretende ser científico; por otro, sacar a la luz la estructura dialéctica que subyace al ensayo.





[Anexo 1: Citas sobre el estatus conceptual e histórico del Esbozo]

No a los pensamientos de Marx, sino a los de Engels va el crédito por haber allanado el camino para la formación del marxismo. […] Engels fue capaz de llegar primero a la concepción fundamental del marxismo cuando unió en sus reflexiones la economía política y el comunismo (Cornu, 1980: 281); En Mánchester [Engels] escribió unas páginas que constituyen la primera fundamentación del socialismo científico y que serán muy elogiadas por Marx (Calvez, 1956: 26); A nuestro parecer, no se ha subrayado suficientemente la deuda que Marx tiene con Engels. En un ensayo brillante y demasiado poco conocido [Engels] trata de explicar cómo de la propia evolución del sistema capitalista nace necesariamente el comunismo (Chambre, 1959: 82); Con su Esbozo, Engels se separa definitivamente de toda su actividad anterior […], es el primer intento de una crítica de la economía burguesa y de una individualización de sus contradicciones (Rossi, 1963a: 26); La obra contiene los fundamentos del socialismo científico (Nicolaievsky-Maenchen, 1936: 98); La lectura de Engels de los economistas políticos se anticipó levemente a la de Marx (Marcus, 1974: 102); De los dos, Engels, autor desde ya hace algún tiempo de un ensayo crítico, que, haciendo a un lado todo correctivo subjetivo y unilateral, por primera vez obtiene objetivamente la crítica de la economía política de las antítesis inherentes a los enunciados y a los conceptos de la economía misma (Labriola, 1895: 41); El Esbozo es el primer intento de análisis científico, desde el punto de vista del proletariado, de las categorías propias de la economía capitalista (Fiorani, 1971: 37); [El Esbozo] encerraba ya los gérmenes fecundos del comunismo científico en su aspecto económico, que Engels fue, en efecto, el primero en descubrir (Mehring, 1918: 107); En un terreno como el de la economía política, que, más adelante, habría de dominar y revolucionar Marx como ningún otro, fue Engels, en un principio, decididamente, quien aportó, en vez de recibir (Mayer, 1932: 187); Fue el primero, en la izquierda filosófica alemana, en desplazar el debate hacia la economía política (Stedman Jones, 1977: 92); [El Esbozo representó] una anticipación de las doctrinas que Marx desarrolló en su conferencia-opúsculo sobre el Trabajo asalariado y capital y, más tarde, en su Crítica de la economía política y en El capital (Cole, 1953: 230); Desde el Esbozo de Engels hasta El capital de Marx, las palabras “crítica de la economía política” continuarán figurando en sus proyectos y en sus obras (Vilar, 1978: 54); En su artículo, Engels había puesto la piedra fundamental para una crítica de la economía política burguesa (Gemkow, 1967: 50); El Esbozo de Engels, que quince años más tarde Marx calificó de “genial”, le reveló un campo de investigación hasta entonces virgen para él: la economía política (Rubel, 1957: 95); Es la primera vez que uno de los fundadores del marxismo se ocupa de problemas concretos de la producción, problemas cuyo análisis será la fuente misma del materialismo histórico (Bottigelli, 1967: 124); Una seria e impresionante contribución analítica, más amplia de lo que suele considerarse incluso en la literatura que aprecia los logros de Engels (Hollander, 2011: 8).













 

[Anexo 2: Citas sobre la influencia del Esbozo en Marx]

Estimulado por la contribución de Engels a los Deutsch-Französische Jahrbücher, [Marx] comienza poco después un estudio, que se extiende durante algunos meses, ante todo de los clásicos de la economía burguesa inglesa (Lukács, 1954: 220); Marx es ayudado en esta evolución [pasaje del comunismo aún ideológico de los artículos en los Anales del 44 a un comunismo materialista, histórico y dialéctico] por dos artículos de Engels y de Hess [El Esbozo y La esencia del dinero] (Cornu, 1948: 138); Marx mismo, estimulado por el “primer” Esbozo… de Engels (1843-4), había llegado a la conclusión de que tal análisis debe constituir el núcleo de la teoría comunista (Hobsbawm, 1978: 33); El grado en que el ensayo de Engels anticipó e influenció a Marx es una cuestión aún no resuelta y ha sido materia de debate académico (Marcus, 1974:101); El estudio económico de Engels titulado Esbozotendrá profundas repercusiones en el pensamiento de Marx (Bottigelli, 1967: 115); Es sabido que este ensayo influyó fuertemente en las primeras reflexiones de Marx sobre economía política, expuestas en los Manuscritos de 1844, y aún en 1859 lo consideraba un “genial esbozo de crítica de las categorías económicas” (Stedman Jones, 1977: 92); Este artículo inaugura la crítica materialista de la economía política, y su influencia sobre el desarrollo del pensamiento de Marx es notable todavía en la Miseria de la Filosofía (Rossi, 1963a: 337); Fue sobre todo Engels quien dirigió la atención de Marx hacia la ciencia económica, y su artículo publicado en los Deutsch-Französische Jahrbücher constituyó el primer trabajo de economía del que Marx se inspiró (McLellan, 1970: 163); En 1844 [Marx] descubrirá, por el Esbozo… de Engels, la necesidad de estudiar la economía política (Godelier, 1966: 109); [Marx] profundizó en la Economía burguesa, tarea para la que le sirvió de estímulo el trabajo de Engels [publicado en los Anales] (Gemkow, 1970: 60); Su Esbozo [tuvo] una influencia decisiva sobre el pensamiento y el destino de Marx (Rubel, 1957: 95); En gran medida, fue Engels el responsable de estimular a Marx para aplicar sus doctrinas filosóficas al estudio de la Economía (Henderson, 1976: 1); Fue Engels en particular quien llamó la atención de Marx sobre la importancia de los hechos económicos, sobre la situación del proletariado, etc. (Lefebvre, 1948: 18); El trabajo temprano de 1844 [de Engels] es de gran importancia en el desarrollo de la posición madura de Marx (Hollander, 2011: 86).















[Anexo 3: Valoraciones de La situación de la clase obrera en Inglaterra]

Engels daba a Marx más de cuanto recibía de él. […] Tenía un conocimiento incomparablemente más profundo de la economía de la sociedad burguesa (Nicolaievsky-Maenchen, 1936: 101); Estos pensamientos, con los cuales Engels, en esencia, dejaba a un lado los puntos de vista de Hegel y Feuerbach, encontraron expresión en su ensayo Esbozo de una crítica de la Economía nacional, que entregó a los Anales franco-alemanes. Más tarde correlacionó sus ideas en el libro La situación de la clase obrera en Inglaterra […]. Con este libro sentó las bases para el análisis científico del capitalismo” (Gemkow, 1967: 62); La situación es un verdadero tratado de la sociedad burguesa. [...] Este Germen teórico, este primer Capital, no ha perdido nada de su actualidad (Labica, 1976: 245); De hecho fue el primer intento a gran escala de aplicar el método marxista al estudio concreto de la sociedad (Hobsbawm, 1978: 91); Aun cuando los estudiosos marxistas rara vez le reconocieron todo el mérito, La situación de la clase obrera (junto con los Esbozos) fue un texto pionero de la teoría comunista (Hunt, 2009: 118); [según Carver, cabría considerarlo] la obra maestra [masterpiece] de Engels (1989: 127); [Rigby lo concibe como] la ruptura epistemológica engelsiana (1992: 47); [y Mehring titula] “Una fundamentación socialista” [el texto en que presenta la obra de marras] (1918: 117).
[Finalmente, dos referencias del propio Engels:] He sido, si no estoy equivocado, el primero en describir en lengua alemana […] la situación social creada por la gran industria moderna […] para dar al socialismo alemán –que nacía en aquel momento y se llenaba la boca de frases vacías–, una base real (1872/73: 394); Ya en 1845 llamé un ejército industrial de reserva [a la masa de obreros desocupados en virtud del constante perfeccionamiento de la maquinaria industrial], disponible para los momentos en que la industria trabaja a toda máquina (1878: 271) [En rigor, Engels habla de una “reserva de obreros desocupados” (unbeschäftigte Reserve von Arbeitern), 1845: p. 352; S. 315].







PRIMERA PARTE


EL ESBOZO Y LA GÉNESIS DEL MARXISMO
EN LA TRADICIÓN MARXISTA


EL ESBOZO, ANTECEDENTE PRESCINDIBLE (I)


5. El “genial esbozo”: demoledor elogio de Marx

Al referirse al Esbozo, los estudiosos del marxismo suelen apelar a la expresión con que Marx lo ensalzó en su renombrado prólogo de 1859: “genial esbozo de una crítica de las categorías económicas”. Sin embargo, en el mismo enunciado en que glorifica el breve ensayo engelsiano, Marx se encarga no sólo de relativizar su importancia, sino también de pulverizarlo:


Federico Engels, con quien mantuve un constante intercambio escrito de ideas desde la publicación de su genial esbozo sobre la crítica de las categorías económicas (en los Deutsch-Französische Jahrbücher), había llegado por una vía distinta [auf anderm Wege] (cf. su libro La situación de la clase obrera en Inglaterra) al mismo resultado [zu demselben Resultat] que yo. Y cuando, en la primavera de 1845, se instaló asimismo en Bruselas, acordamos formular nuestra concepción como antítesis de la concepción ideológica de la filosofía alemana, en realidad saldar las cuentas con nuestra conciencia filosófica anterior (1859: p. 8; S. 10) [con “acordamos formular nuestra concepción” Marx se refiere a La ideología alemana, escrita entre septiembre del 45 y agosto del 46].


En otras palabras: por genial que haya sido el Esbozo, por original que haya sido La situación de la clase obrera en Inglaterra, en nada habrían contribuido para que Marx llegase “al mismo resultado”, vale decir, a La ideología alemana. Tanto para la evolución de su pensamiento, cuanto para la concepción de las tesis de este último libro, las dos obras de Engels resultarían por completo prescindibles. Y puesto que los marxistas (pero no solo los marxistas) suelen acoger los juicios del Marx maduro como citas de autoridad, al teorizar sobre las obras juveniles de Marx y de Engels asumen y reproducen, mecánica y acríticamente, el sutil esquema “anti-Esbozo” marxiano: dos vías distintas, un mismo resultado:

Existiría una “vía corta” del descubrimiento [del materialismo histórico] (la de Engels en el artículo de 1844) y una “vía larga”, la que Marx siguió (Althusser, 1965: 69).
Marx y Engels no recorrieron el mismo camino para llegar a una concepción idéntica (Mandel, 1967: 1).
[La estadía de Marx en París] tuvo para él la misma significación y la misma importancia que para Engels la suya en Londres [Inglaterra]. Pero en tanto que éste se familiarizaba en Mánchester con la situación económica y social inglesa, […] Marx se interesaría primero por la vida política y social de Francia (Cornu, 1955: 422).
La formación juvenil de cada uno de los dos pensadores fue diferente y diferentes los caminos que, sin embargo, a ambos les llevaron al mismo resultado, es decir, al materialismo histórico (Rossi, 1963a: 10).
Este acuerdo [entre Marx y Engels] resultaba de una evolución en el curso de la cual, de manera independiente y por diferentes vías concretas, ambos llegaron a una posición ideológica y política fundamentalmente igual (Tuchscheerer, 1968: 218).

[Más citas del mismo tenor en el Anexo al final de este apartado.]













 
Ahora bien, si en verdad el Esbozo ejerció sobre Marx la influencia “decisiva” que estos mismos analistas dicen que ejerció (Althusser habla de una “influencia muy profunda” y Carver de “un efecto arrollador [overwhelming]”), entonces la vía marxiana no pudo haber sido ajena a la del joven Engels. Convencidos de ello, en este capítulo nos proponemos demostrar, valiéndonos de argumentos brindados por los propios teóricos e historiadores marxistas, que tanto la fórmula de las “dos vías” cuanto, en general, la versión que da Marx acerca de sus primeros pasos en el estudio de la Economía política (se diría: la visión marxiana de la génesis del marxismo) resultan no sólo problemáticas, sino también insostenibles. Volvamos, pues, al prólogo del 59:


El primer trabajo que emprendí para resolver las dudas que me asaltaban [Marx se refiere a las dudas que le surgieron a raíz de sus artículos en la Gaceta renana, publicados en 1842 y 1843, en los que, por primera vez, se ocupó de -así los define él- "intereses materiales" y "cuestiones económicas"] fue una revisión crítica de la filosofía hegeliana del Derecho. trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los Anales franco-alemanes, publicados en París. Mis indagaciones me hicieron concluir que tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden ser comprendidas por sí mismas ni por la pretendida evolución general del espíritu humano, sino que, al contrario, tienen sus raíces en las condiciones materiales de vida, cuyo conjunto Hegel, siguiendo el ejemplo de los ingleses y franceses del siglo XVIII, abarca con el nombre de "sociedad civil", y que la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la Economía política [las cursivas son nuestras]. Comencé el estudio de esta última en París y lo proseguí en Bruselas, adonde me trasladé en virtud de una orden de expulsión dictada por el señor Guizot (Marx, 1859: 6-7).

Resumamos las dos citas del prólogo. Por un lado, tenemos la vía engelsiana, con el Esbozo del 44 y La situación de la clase obrera en Inglaterra publicada en junio del 45. Por otro, la vía marxiana, con los artículos del 42 y del 43 en la Gaceta renana, la Crítica del derecho del Estado de Hegel (en adelante, Crítica del 43) y la Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel (en adelante, Introducción del 44), además de [Marx no los nombra en el prólogo, pero parecería razonable incluirlos] los Manuscritos económico-filosóficos escritos a mediados del 44. Finalmente, las dos vías confluirían en La ideología alemana, que Marx y Engels (con alguna contribución de Moses Hess) comenzaron a redactar en septiembre del 45.



Ahora, nuestras observaciones:
1. Lo que Marx denomina “intereses materiales” y “cuestiones económicas” (abordados en sus artículos periodísticos referidos a los debates de la Dieta renana sobre el robo de leña, el fraccionamiento de la propiedad agraria, la situación de los campesinos del Mosela, la libertad de comercio y los aranceles proteccionistas) [12] venía tratado, no desde una perspectiva económica –como se da a entender en el prólogo–,[13] sino desde una perspectiva, esencialmente, jurídica y moral.[14]

2. Resulta de suyo evidente que tampoco la Crítica del 43 ni la Introducción del 44 son obras de carácter económico, sino filosófico, político y social. Mal podrían, en consecuencia, haber aportado nada a una línea de investigación cuya conclusión fuera la tesis que subrayáramos en la cita de Marx (la Economía política como anatomía de la sociedad civil), tesis fundamental para el surgimiento del marxismo. De hecho, el término Economía política no figura en el manuscrito del 43, y sólo aparece en el artículo del 44 de modo casual, a raíz de un “ejemplo [Beispiel]” puesto para ilustrar el atraso histórico alemán (1844a: p. 495; S. 382). Sin embargo, podría argüirse, en ambas obras, Marx hace de la propiedad privada, premisa fundamental de la Economía burguesa, el objeto de sus críticas, pero lo hace –insistimos– no desde una perspectiva económica.[15] En todo caso, a lo que, efectivamente, el joven filósofo llegó en aquellas dos obras –tal como lo señala él mismo– fue a la convicción de que la sociedad civil es la clave para entender el Estado, invirtiendo con ello el orden de prelación que Hegel les adjudicaba en su Filosofía del derecho (1821).[16] Pero que la clave conceptual de la sociedad civil yace en la Economía política –para expresarlo en los términos en que Marx lo planteó–, combinado con un nuevo modelo de reflexión crítica, inmanente y materialista, es, como vimos, un aporte original del Engels del Esbozo a la historia de las ideas.[17]
3. Marx comienza a estudiar Economía política no en virtud de una evolución interna de su pensamiento (a partir de la supuesta conclusión a la que habría llegado con la Crítica del 43 y la Introducción del 44, como él señala y hubiera querido), sino a raíz de haber leído el trabajo de Engels. Fue con el ensayo engelsiano que se persuadió: a) de que la anatomía de la sociedad civil y del Estado hay que buscarla en la ciencia económica, es decir, en la Economía política, y b) de que, por tanto, el estudio de la Economía política es de capital importancia para el comunismo.

4. En los Manuscritos económico-filosóficos, escritos entre abril y agosto del 44, por vez primera Marx hace de la Economía política objeto de su crítica, pero de una crítica que no se desprende de la propia realidad económica (como sucede en el Esbozo, como sucederá en La situación de la clase obrera en Inglaterra, en la Introducción de 1857, en los Grundrisse de 1857/58, en la Crítica de 1859 y en El capital), sino que se desprende de la problemática antropológica de la enajenación, de raíz feuerbachiana, que venía utilizando en sus trabajos anteriores;[18] en definitiva, una perspectiva externa a la economía misma.[19] Vale decir, Marx hace suyo el objeto de estudio propuesto por Engels, pero sin adoptar la metodología inmanente de su análisis crítico.[20] Por ello, aunque, en principio, la Economía política aparezca en los Manuscritos como “anatomía de la sociedad civil”, la Antropología filosófica se muestra como fundamento último de la Economía política misma.[21]
5. El primer grupo de citas consignadas en el apartado 1, en las que se admite que el Esbozo constituyó “la primera obra económica [de uno] de los dos amigos” (1967: 2) –para decirlo con palabras de Mandel– o, con mayor precisión, “el primer intento de una crítica de la economía burguesa” [la cursiva es nuestra] (1963a: 26) –para expresarlo en términos de Rossi– desautorizan, de hecho, la versión de Marx sobre sus primeros estudios económicos. Y es que en ellas se da por descontado que los trabajos marxianos anteriores o simultáneos al Esbozo (a saber: los artículos periodísticos del 42 y del 43, la Crítica del 43 y la Introducción del 44) no son de índole económica. Lo curioso al respecto –insistimos– es que Marx haya excluido de su reconstrucción los Manuscritos, justamente, la primera de sus obras que versa sobre Economía política y realidad económica.

6. Para terminar. Tal como la fórmula “dos vías distintas, un mismo resultado” (que vuelve prescindibles el Esbozo y La situación de la clase obrera en Inglaterra para explicar el surgimiento de La ideología alemana), también la tesis de “la anatomía de la sociedad civil”, que Marx presenta como conclusión de sus dos obras sobre la Filosofía del derecho de Hegel, viene repetida, sin objeción alguna (por lo general, al precio de la incoherencia), por la mayoría de los historiadores y teóricos del marxismo.[22] Igual de comprometida es la situación de aquellos que, al analizar los ensayos marxianos de juventud, omiten hacer referencia explícita a la mencionada tesis. Semejante renuncia sólo puede atribuirse a dos motivos: deshonestidad intelectual (léase, obsecuencia) o falta de coraje para criticar a Marx (sobre todo tratándose del Marx maduro). Lo cierto es que, de los teóricos consultados, únicamente Sánchez Vázquez ha demostrado estar a la altura de las circunstancias. Después de citar el pasaje del prólogo que concluye con la tesis de marras, se anima a señalar: “Pero, en rigor, Marx no había hecho más –y no era poco– que atisbar el terreno que tenía que explorar aunque sin poner todavía un pie en él” (Sánchez Vázquez, 1978: 15-16). Más contundente aún resulta su afirmación, hecha en el estudio preliminar a los Cuadernos de París: “[A través del Esbozo], Engels le hace ver [a Marx] sobre todo el papel de la economía [política] como clave de la Sociedad civil” (Sánchez Vázquez, 1974: 34). Si se la vincula al prólogo del 59, esta observación se transforma en una clara acusación de plagio.[23]




 












[Anexo: Citas sobre las “dos vías” de Marx y Engels]

Lo que parece estar fuera de discusión es que ambos jóvenes se fueron desarrollando, de manera independiente, a través de caminos similares hacia similares conclusiones (Marcus, 1974: 101); Ambos se habían formado en la escuela de la filosofía alemana, y arrancando de ella habían llegado en el extranjero a resultados idénticos; Marx se compenetró con las luchas y las aspiraciones de la época a la luz de la revolución francesa; Engels estudiando la industria inglesa (Mehring, 1918: 106); A través de una crítica de la economía política burguesa, otro pensador [Engels] llegaba de modo independiente a las mismas conclusiones a que había llegado [Marx] con su crítica de la filosofía (Gemkow, 1967: 50); Por caminos diferentes, llegaron a los mismos resultados (Cantimori Mezzomonti, 1998: 17); En 1844 [Marx y Engels descubren] la profunda semejanza de sus dos evoluciones hasta ahí independientes (Godelier, 1966: 110); Los dos amigos creyeron haber llegado al mismo resultado por vías distintas (Engels por vía inductiva, a partir de hechos ingleses; Marx por vía deductiva, a través de la crítica de Hegel) (Vilar, 1978: 54); Por vías diferentes a las de Marx, Engels llegó a conclusiones muy similares a las suyas (Bottigelli, 1967: 128); La concepción de la lucha de clases como motor de la historia se derivó, en el caso de Marx, en gran parte, del estudio del período revolucionario francés; en el de Engels, de la experiencia de los movimientos sociales en la Gran Bretaña post-napoleónica (Hobsbawm, 1978: 116); Los dos se percatan de haber llegado, por caminos distintos, a un completo acuerdo en todos los campos teóricos (Fusaro, 2011: 313); Marx había llegado de manera independiente a una posición similar a la de Engels (Rigby, 1992: 36) [páginas después, Rigby cita, esta vez de manera textual, la tesis de las dos vías distintas (ibídem: 93)]; [también] Cole (1953: 268), Labica (1976: 64, 256), Carver (1983: 45), Hunley (1991: 145), Hunt (2009: 123) y Hollander (2011: 71) [reproducen y aceptan, sin cuestionamiento alguno, el pasaje del prólogo marxiano referido a las dos vías].
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NOTAS:


[1] Respecto a la datación de la escritura del Esbozo, véase el apartado 6.
[2] La primera y única edición de los Deutsch-Französische Jahrbücher salió en París en febrero de 1844. Editada en alemán y dirigida por Marx y Arnold Ruge, constaba, fundamentalmente, de cuatro artículos: un ensayo y una reseña, de Engels: el “Esbozo de una Crítica de la Economía política”, y “La situación en Inglaterra. Past and Present, por Thomas Carlyle, London, 1843”; y un ensayo más una suerte de reseña, de Marx: la “Crítica de la Filosofía del derecho de Hegel. Introducción” y “La cuestión judía”, respuesta crítica a dos obras de Bruno Bauer.
[3] Marx: “Los resultados a que llego han sido obtenidos mediante un análisis totalmente empírico, basado en un concienzudo estudio crítico de la economía [Nationalökonomie: Economía política]” (1844b: p. 557; S. 467).
[4] Asimismo, el primer borrador de El capital –que Marx escribiera entre 1857 y 1858, conocido como los Grundrisse– lleva por título Elementos fundamentales para una Crítica de la Economía política. Dicho título fue puesto por los editores rusos del IMEL (Instituto Marx-Engels-Lenin) en base a las referencias explícitas que al respecto hace Marx en su carta a Lassalle del 22 de febrero de 1858.
[5] Croce (1897: 68); Lukács (1923: 84; 1954: 220-222); Lefebvre (1939: 109; 1948:18); Popitz (1953: 114 y 120); Calvez (1956: 26); Marcuse (1941); Korsch (1938: 103, 106 y 17); Rosdolsky (1955: 478); Althusser (1965: 66, 69 y 128; 1974); Vygodskij (1965: 10); Dal Pra (1965: 150); Kägi (1965: 192, 212 y 224); Rancière (1965: 35); Godelier (1966: 109 y 112); Avineri (1968); McLellan (1970: 163, 164 y 181; 1971: 25; 1978: 36 y 44); Löwy (1970: 91); Kolakowski (1976: 150); Hobsbawm (1978: 33); Musto (2010); Fusaro (2011: 119). En los cuatro casos en que no hay indicación de página, el ensayo de Engels no figura en absoluto.
[6] Cornu (1934: 297-299; 1955: 464-478; 1948: 138-140); Cole (1953: 230); Rubel (1957: 95); Sabetti (1962: 218-221); Rossi (1963a: 26 y 323-336); Mandel (1967: 2-3, 12-15 y 160); Bottigelli (1967: 115 y 124-129); Tuchscheerer (1968: 86-106); Sánchez Vázquez (1974: 30-35; 1978: 23-29); Labica (1976: 118 y ss.); Vilar (1978: 54); Carver (1983: 32 y 36-84).
[7] Marx-Engels Collected Works, vol. 4, p. 701-703, L&W, London, 1975.
[8] Aunque redactada en tercera persona, la “Introducción” a la edición francesa del folleto de Engels Del socialismo utópico al socialismo científico (1880) fue obra de Marx; un facsímil del manuscrito, en: Marx-Engels Collected Works, vol. 24, L&W, London, 1989, p. 337.
[9] De hecho, en el último párrafo del Esbozo (1844a: 24) prenuncia el libro y, en éste, a su vez, cita a pie de página, como fuente, el Esbozo (1845b: 300).
[10] El propio Althusser señala que “para Jahn […] los Manuscritos del 44 marcan ‘el nacimiento del socialismo científico’. Para Pajitnov, en estos Manuscritos […] ‘se encuentran las premisas teóricas del marxismo’. Para Lapine es […] ‘el Manuscrito del 43 el que demuestra el paso consciente de Marx al materialismo’. En cuanto a Schaff, escribe: ‘Sabemos (por indicaciones posteriores de Engels) que Marx llegó a ser materialista en 1841’” (Althusser, 1965: 46).
[11] Mandel, por caso, divide en tres grupos a los autores que teorizaron sobre las obras del joven Marx: 1) aquellos que sustentan la tesis de la continuidad: Rubel, Togliatti, Garaudy, Bigo, Bartoli, Calvez, Hyppolite y Fromm; 2) autores que privilegian al joven Marx por sobre el Marx maduro o reinterpretan a éste a la luz de aquél: Landshut, J.P. Mayer, Popitz, Weinstock, Hommes, Thier, Axelos, Marcuse, Löwith, Blauner y De Man; y 3) autores que defienden la tesis de la ruptura: Jahn, Buhr, Bottigelli, Cornu y Althusser (Mandel, 1967: 188 y ss.).
[12] La Gaceta renana de política, comercio e industria (Rheinische Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe), tal el nombre completo, fue un periódico de tendencia democrática, liberal, opuesto al absolutismo prusiano, del que Marx fue, primero, colaborador y, luego, jefe de redacción. Expresaba los intereses del sector progresista de la burguesía renana en su lucha contra los privilegios feudales de la aristocracia.
[13] "Este bosquejo sobre el curso de mis estudios en el terreno de la Economía política sólo tiende a mostrar que mis puntos de vista son el fruto de largos años y de cnoncienzuda investigación" (1859: 9). Con estas palabras concluye Marx su célebre prólogo.
[14] “Por primera vez Marx se ocupaba de un problema social. Como sus conocimientos en este dominio eran aún insuficientes, y dada su concepción idealista del Estado, trataría el problema desde un punto de vista, no económico y social, sino esencialmente jurídico, político y moral” (Cornu, 1955: 282); “La aportación decisiva de esta primera experiencia en el campo de los problemas sociales (que siguen siendo tales aunque Marx, no pudiéndolo hacer de otra manera, intenta resolverlos en el plano jurídico) no reside en las conclusiones finales, sino en las primeras observaciones que dicha experiencia requiere en orden a matizar esos contrastes” (Rossi, 1963a: 114); “Los artículos sobre la ley contra el robo de leña […] también constituyen un importante documento de la evolución intelectual del joven Marx por cuanto allí se expide, por primera vez, sobre problemas económicos, si bien a partir de un aspecto no específicamente económico, sino jurídico y filosófico” (Tuchscheerer, 1968: 47); “Marx, con su crítica tajante, tomaba partido ‘por la muchedumbre pobre y política y socialmente desposeída’, pero no por [con] razones económicas todavía, sino con argumentos jurídicos” (Mehring, 1918: 52); “Marx analiza estas cuestiones desde un punto de vista jurídico-político” (McLellan 1970: 95); “Poco después de que asumió el cargo [como redactor en jefe] y comenzó a publicar artículos propios sobre cuestiones económicas (aunque sólo en los aspectos jurídicos y políticos)…” (Musto, 2010: 69).
[15] “La misión de la filosofía, puesta al servicio de la historia, después de desenmascarar la forma de santidad de la autoenajenación del hombre [escribe Marx, con relación al objeto de investigación de su Introducción del 44], está en desenmascarar la autoenajenación bajo sus formas profanas. La crítica del cielo se trueca, de este modo, en la crítica de la tierra, la crítica de la religión en la crítica del derecho, la crítica de la teología en la crítica de la política. El estudio que aquí emprendemos […] se propone ser una contribución a este tema” (1844a: 492). Refiriéndose a los dos artículos marxianos de los Anales del 44, escribe Sabetti: “Ciertamente, [a Marx] se le escapa aún profundizar en las causas esenciales, en la condición primaria de toda realidad social y política, falta aún la investigación económica” (1962: 211).
Señalemos, de paso, que difícilmente la Introducción del 44 hubiese podido cumplir con su cometido, vale decir, oficiar de texto introductorio a la Crítica del 43, puesto que en esta última Marx pensaba y argumentaba como un demócrata social, radical (atrás había quedado el demócrata liberal de la Gaceta renana); en la Introducción, en cambio (escrita en París), abraza, bajo la influencia de Moses Hess, las ideas del comunismo, aunque, claro está, de ese tipo de comunismo que luego descalificará por “utópico”. Pertinente al respecto es la observación de Sánchez Vázquez: “Mientras que en la Crítica, [Marx] habla todavía de ‘Stände’ (estados o estamentos) […], en la Introducción no sólo habla de división de la sociedad en clases, sino del antagonismo de sus dos clases fundamentales: la burguesía y el proletariado” (1978: 17).
[16] Por cierto, la idea de privilegiar lo social por sobre lo político no es originaria de Marx, sino, primordialmente, de Saint-Simon. Y es que en Francia, la decepción ante la monarquía burguesa imperante había generado en vastos sectores de la intelectualidad la tendencia a apartarse de las cuestiones políticas y centrarse en los problemas sociales. Ya hacia 1841 –señala Mayer–, Moses Hess, que conocía Francia de primera mano, se encargó de difundir en Alemania “la convicción de que el verdadero palenque en que se ventilan los grandes problemas de la historia universal no es el Estado, sino la sociedad” (1932: 114).
En su artículo “Una catástrofe inminente en Inglaterra”, del 26 de junio de 1842, publicado en la Gaceta renana, la misma que Marx dirigirá luego, Hess sostiene: “Todas las reformas políticas serían sólo un paliativo contra un mal que, en último análisis, no es de naturaleza política, sino social” (1841/47: 25). Y más explícitamente: “La industria, que ha pasado de las manos del pueblo a las máquinas de los capitalistas; el comercio que antaño era ejercido, a menudo, en pequeña escala por muchos pequeños comerciantes, [está] ahora, siempre más, en manos de pocos grandes empresarios capitalistas; […] todas estas relaciones, que existen en todas partes, especialmente en Inglaterra, y constituyen si no exclusivamente, principal y esencialmente las causas de aquella catástrofe inminente, no son condiciones políticas, sino sociales” (ibídem: 26).
[17] La Filosofía del derecho de Hegel, la Crítica del 43 y la Introducción del 44 son obras de carácter filosófico, con independencia de cuál sea el orden de prelación que se les adjudique al Estado y a la sociedad civil y por más que ésta comprenda, primordial aunque no únicamente, la esfera de las necesidades, la producción y el consumo, es decir, el mundo de la economía. En cambio, la tesis: "la anatomía de la sociedad civil debe buscarse en la Economía política" [esto es, en la ciencia económica] presupone y exige un cambio de registro teórico: pasar de la filosofía a la ciencia social. Y, en efecto, el pasó se dio: primero lo dio Engels con su Esbozo y La situación de la clase obrera en Inglaterra y luego Marx (junto a Engels) con La Ideología alemana, lo que no obstó para que determinados elementos filosóficos –que Engels y Marx consideraban científicos– se hayan infiltrado y perpetuado en la nueva concepción.
[18] En lo que respecta al fundamento filosófico de la perspectiva crítica del joven Marx, vale decir, la teoría de la enajenación de la esencia humana, corresponde, una vez más, nombrar a Hess: “El primero que se abocó a extender el concepto de extrañación, utilizado por Feuerbach en la esfera religiosa, a la esfera de la vida económica y social de los hombres [escribe Tuchscheerer], fue Moses Hess, un socialista y publicista utópico que provenía de la disolución de la filosofía neohegeliana” (1968: 137); y Cornu señala al respecto: “En otro artículo, ‘La esencia del dinero’, destinado a los Anales franco-alemanes, Hess exponía la naturaleza y los efectos de la alienación en la sociedad burguesa. Mostraba que la alienación religiosa no es más que el reflejo ideológico de la alienación efectiva que se opera en esa sociedad, en la que el obrero excluido de la propiedad privada, el proletario, aliena lo esencial de su vida, su trabajo, en las mercancías que produce pero que no le pertenecen y que, al transformarse en dinero, en capital, lo dominan y avasallan. En esa sociedad el dinero es el verdadero Dios, en quien los hombres adoran a su ser alienado” (Cornu, 1955: 570).
[19] Marx: “Es cierto que el concepto de trabajo alienado (de la vida alienada) lo hemos obtenido en la economía política como resultado del movimiento de la propiedad privada. Pero, cuando analizamos este concepto, vemos que, aunque la propiedad privada aparezca como el fundamento, como la causa del trabajo enajenado, es más bien la consecuencia de éste, lo mismo que los dioses, originariamente, no fueron la causa sino el resultado del extravío de la inteligencia humana. Más tarde esta relación se trocará en interdependencia (1844b: 603); la propiedad privada [es] la expresión material, resumida, del trabajo enajenado” (ibídem: 605).
[20] Que la perspectiva crítica sigue siendo de matriz feuerbachiana lo reconoce el propio Marx en el prólogo a los Manuscritos: “La crítica positiva en general, incluyendo por tanto la crítica positiva alemana de la economía política, debe su verdadera fundamentación a los descubrimientos de Feuerbach. […] De Feuerbach data la primera crítica positiva humanista y naturalista. No por menos ruidosa deja de ser más segura, más profunda, más extensa y más sostenida la influencia de los escritos de Feuerbach, los únicos desde la Fenomenología y la Lógica de Hegel en que se contiene una verdadera revolución teórica” (1844b: 558). Este juicio sobre Feuerbach es un claro testimonio de que, a mediados de 1844, Marx aún no había captado la originalidad del enfoque crítico engelsiano.
[21] Marx: “Nosotros vemos que esta aparente contradicción [entre el trabajo y la propiedad privada] es, en realidad, la contradicción del trabajo enajenado consigo mismo y que la economía política se limita a proclamar las leyes del trabajo enajenado. […] Y así como analizando el concepto de trabajo enajenado, alienado, obtenemos el concepto de propiedad privada, con ayuda de estos dos factores podemos desarrollar todas las categorías de la economía política” (1844b: 604). Al analizar este pasaje de los Manuscritos, Sánchez Vázquez comenta: “El trabajo enajenado no es una clave económica, sino filosófica; es la explicación de una realidad económica a partir de una concepción del hombre” (1974: 82).
[22] Mehring (1918: 269); Korsch (1930: 107; 1938: 21, 83, 84, 105 y 176); Cornu (1934: 249); Cole (1953: 268); Rubel (1957: 95); Dal Pra (1965: 65); Gemkow (1967: 47); Bottigelli (1967: 128); Mandel (1967: 5); Tuchscheerer (1968: 86); Avineri (1968: 38-39); McLellan (1971: 83); Labica (1976: 207); Hobsbawm (1978: 33 y 48); Carver (1983: 32); Wheen (1999: 236); Musto (2010: 70); Fusaro (2011: 20). A esta nómina, cabría agregar a quienes aceptan el modelo de las dos vías, pues en él va implícita la idea de que el joven Marx llegó a la tesis de la anatomía de la sociedad civil por cuenta propia.
[23] Aunque de manera indirecta, también Althusser ha puesto en entredicho los términos en que Marx presenta la tesis referida a la anatomía de la sociedad civil: “[En los artículos de La gaceta renana] Marx se encuentra, como él mismo lo dice, en la ‘necesidad’ de dar su opinión sobre cuestiones de orden económico […], pero no encontraba la Economía [es decir, la ciencia] sino cuestiones económicas y en relación con debates políticos: en una palabra, no encontraba la Economía política sino ciertos efectos de una política económica, o ciertas condiciones económicas de los conflictos sociales (Crítica a la filosofía del Estado de Hegel)” (1965: 127-128). En cuanto a obsecuencia y falta de coraje para criticar a Marx, tan extendidas entre los teóricos marxistas, justo es decirlo: nada más alejado de Althusser, una clara excepción a la regla. Valga a título de ejemplo su libro Marx dentro de sus límites en el que, haciéndose cargo de la crisis del marxismo desencadenada por el descubrimiento de las brutalidades perpetradas por Stalin y por la ruptura entre el partido comunista soviético y el chino, lanza esta osada pregunta: “¿No habrá también que buscar en la teoría marxista misma, tal como ha sido concebida por su fundador, e interpretada por sus sucesores […], algo de lo que rendir cuentas?” (1978: 21).